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SIGNIFICADO Y REFERENCIA 129 b) Rudolf Carnap y el enfoque semántico La dimensión semántica comenzó a interesarle a R. Carnap con ocasión de un Congreso, celebrado en París en 1935, en donde escuchó una confe­ rencia de Alfred Tarski que resumía el pensamiento de éste acerca del concepto de verdad en los lenguajes formalizados. Poco a poco, Carnap acabó convirtiéndose en otro teórico de la Semántica. Carnap distingue entre Semántica descriptiva y Semántica pura. La pri­ mera versa sobre los lenguajes naturales e históricos. Puede referirse a una lengua concreta, a un grupo de ellas o a todas las que existen en general. Siempre se trata, aquí, de la descripción de datos empíricos. Por este mo­ tivo, es una ciencia de enunciados sintéticos. Y su campo de estudio com­ pete a la Lingüística. La Semántica pura , en cambio, es de índole analítica y tiene como objeto la interpretación del significado de sistemas lógicos formalizados. Por tanto, su acción recae sobre lenguajes idealmente perfec­ tos. La tarea del filósofo semantista consistirá, pues, en buscar definiciones exactas y adecuadas de los conceptos semánticos ordinarios y de otros nuevos a fin de elaborar una teoría basada en dichas definiciones. Por influjo de la Escuela de Chicago, Carnap realiza un análisis tridi­ mensional de la Semiótica dividiendo a ésta en Sintaxis, Semántica y Prag­ mática. La Sintaxis se preocuparía de las relaciones de los signos entre sí, haciendo abstracción de los objetos o de los usuarios de las diferentes formas simbólicas. El ámbito semántico estudiaría, entonces, las relaciones de los signos con sus designata. De manera análoga a como sucede en la Sintaxis, la Semántica contiene reglas que nos señalan las condiciones en virtud de las cuales un signo es aplicable a un objeto o a una situación. Según estas reglas, un signo denota todo lo que se ajusta a dichas condicio­ nes, determinando en concreto su designatum. Carnap, a pesar de admitir la división tripartita de la Semiótica, no trató de modo específico y extenso la Pragmática que se referiría al uso que los intérpretes pueden hacer con los signos en su dimensión sintáctica y semántica. En la construcción de la Semántica carnapiana se parte de la conocida distinción entre Metalenguaje y Lenguaje-objeto. Aquí, los lenguajes-objeto son siempre sistemas formalizados. Para elaborar un sistema semántico S, de primer orden con un número finito de constantes de individuo, son necesarias, según Carnap, tres cosas. En primer lugar, se precisa una clasi­ ficación de los signos de S. Se trata de algunas nociones sintácticas que se presuponen, como las de constantes de individuos y predicados, variables igualmente de individuos y de predicados, signos lógicos y signos auxiliares.

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