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SIGNIFICADO Y REFERENCIA 127 E5 «La llave es ahora atraída por el imán o barra» (Conclusión que se verifica igualmente de modo directo). Si se analiza este proceso, enseguida salta a la vista que no sale nunca de la dimensión experimental y que consta de dos clases de proposiciones: las ya verificadas y certificadas por experiencias previas de la ciencia (E2, E3) y las verificadas inmediatamente por nosotros (E4, E5). La proposición Ej no era directamente verificable. ¿No se construyen llaves también de oro, bronce y plata? ¿Cómo hacer verdadera —verificar— nuestra proposi ción E2? Los enunciados E2y E3, pertenecientes de antemano a lo ya com probado científicamente, posibilitan una constatación empírica que se ex presa en E4 de la que se infiere que la llave está hecha de hierro. Caso contrario, el científico o habría de negar que el hierro fuera elemento constitutivo de la llave o buscar alguna explicación plausible del dato nega tivo experimental. A este razonamiento se pueden añadir experiencias de otro tipo: eléctricas, mecánicas, ópticas. Si aquí, el resultado es igualmente positivo, como ocurrió en el ejemplo, el grado de certeza aumenta. Y cuan tas más sean las experiencias positivas tanto más se acercará el científico a una certeza «casi absoluta». Y esto, porque nunca se elimina la posibilidad de encontrar un caso negativo en experiencias futuras. De esta manera, toda aseveración científica debe afirmar algo acerca de percepciones actuales o acerca de otra clase de observaciones y, enton ces, es verificable por ellas o bien afirmar enunciados acerca de futuras experiencias que se infieren de la unión de datos científicos u otros que se someten a constatación empírica. Todo aquello que caiga fuera de esta dimensión, no pertenece a la ciencia. Su lenguaje no es significativo , cientí ficamente hablando. La ciencia, pues, es un sistema de hipótesis verifica- bles que, en última instancia, tocan la realidad. Y todas las proposiciones de su lenguaje expresivo son reducibles a «enunciados atómicos», «juicios de percepción», «proposiciones protocolarias» que son propiamente las empíricas en sentido estricto. La conclusión de este análisis añadía a la división clásica de proposicio nes analíticas y sintéticas otro tipo de proposiciones, propias en particular, de la metafísica: las carentes de significación que, como tales, eran mera mente expresivas de pseudoproblemas. El lenguaje filosófico es de esta naturaleza, vacío de significado e indecible según los cánones de la ciencia. ¿Cómo fue posible este grave equívoco multisecular de la cultura? El mis mo Carnap da explicación de este fenómeno, sometiendo un enunciado filosófico de M. Heidegger al principio de verificabilidad. Su interpreta ción concluye que, tomando como punto de partida, unas estructuras lógi-
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