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CRISIS DE LA CONCEPCION POLITICA MEDIEVAL EN LA EPOCA... 83 Santo Tomás de Aquino tomó una actitud más sabia y prudente en el momento de la crisis de 1270. Optó por una solución que podría resumirse en el epígrafe, Distinguer pour unir , dado por J. Maritain a una de sus obras. Santo Tomás distingue netamente el orden natural del sobrenatural. Pero al mismo tiempo declara sin ambages que uno y otro proceden de la única fuente de verdad, que es Dios. Nada más opuesto al genio equilibra­ do de Tomás de Aquino que la confusión de los dos órdenes o la duplici­ dad absurda de una doble verdad. Contra el averroísmo latino proclama la distinción de naturaleza y gracia, como pertenecientes a órdenes esencial­ mente distintos, considerando inaceptable todo intento de recíproca absor­ ción. Pero, al mismo tiempo, defiende el valor del orden natural frente al posterior intento en el orden sobrenatural o de reducirlo a simples conven­ ciones humanas50. Fue un momento memorable para el pensamiento ético-político espa­ ñol aquél en que la mentalidad tomista, que he expuesto, vino a ser el punto de partida para nuestros grandes pensadores del siglo XVI. Con hon­ da reflexión afirma F. de Vitoria que se sitúa en una posición intermedia 51. Quiero recalcar esta confesión vitoriana porque apunta a una de las cons­ tantes del gran pensamiento español del siglo XVI. Este pensamiento impor­ ta, sin duda, un progreso innovador frente a actitudes medievales sobrema­ nera unilaterales. Al mismo tiempo se anticipa a refutar el naturalismo extremo de la mentalidad de los últimos siglos. Vitoria proclama, desde su posición media, la vigencia del orden natural distinto del sobrenatural. ¿Lo hace frente a la mentalidad protestante? Su silencio en este punto es intrigante. Mas no parece hipótesis gratuita pensar que tenía muy presente dicha mentalidad protestante. En efecto, Vitoria, que se encontraba en París cuando las grandes fechas luteranas de 1517 a 1520, no podía desconocer la hostilidad de Lutero contra Aristóteles por pensar que éste se había metido de rondón en la teología católica, dándole un sentido naturalista extraño al puro Evangelio. Frente a esta actitud de Lutero, F. de Vitoria se apoya con terca insistencia en Aristóteles para 50. De entre la inmensa bibliografía sobre el tema me remito especialmente a Venancio D. C arro , La teología y los teólogos-juristas españoles ante la conquista de América, Salamanca 1951. En el cap. II desarrolla este tema: «Principios y doctrinas de santo Tomás, que son la base y el origen de los aciertos de los teólogos españoles» (pp. 113-169). 51. Cf. De potestate Ecclesiastica prior, n. 1. Obras de Francisco de Vitoria. Relecciones teológicas, Ed. Teófilo Urdanoz, B.A.C., Madrid 1960, 293 (Utilizaré siempre esta ed. por tener los textos más a mano, aunque tengo presentes los dos vols. publicados en el Corpus Hispanorum de pace. V. Relectio de Indis. VI. Relectio de jure belli, Madrid, C.S.I.C., 1967 y 1981).

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