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CRISIS DE LA CONCEPCION POLITICA MEDIEVAL EN LA EPOCA... 79 España y del catolicismo en general, estas ideas madres de nuestro siglo XVI no sólo no se desarrollaron en los siglos sucesivos, sino que ni siquiera se mantuvieron vigentes. De aquí que lo que en España debió ser un desplie­ gue de la madurez del siglo XVI a una plenitud ulterior, haya venido a ser, a causa del Concilio Vaticano II, tardía aceptación a redropelo del tiempo y de la vida interna de la Iglesia. Este juicio histórico, que sólo tras años de reflexión me atrevo a emitir, enmarca mi investigación como punto de partida y como conclusión final. Tras este preámbulo, quiero señalar la idea renovadora que considero más básica, que viene a ser el centro de irradiación hacia nuevos horizon­ tes. Se trata de la idea de orden. La historia constata cómo esta idea domina nuestra mentalidad desde que el genio griego vio cómo surgía del informe «caos» el bello orden del «cosmos». Roma, más tarde, formula un código, fundamento del «ordo romanus », del que surgirá, en cuanto proceso histó­ rico humano, el «ordo christianus». Este, vigente en la Edad Media, dejo sin resolver múltiples problemas. La raíz de esta deficiencia se encuentra en la tendencia a la absorción de lo temporal por lo espiritual, cuando la realidad histórica, querida por Dios, da a dos vertientes: al «más acá» y al «más allá». El pensamiento monista europeo siente una gran repugnancia a aceptar ese «más allá», al que considera inconsistente. Pero si la tesis monista no es aceptable para un pensador cristiano, éste tampoco puede admitir la tendencia absorcionista de la Edad Media. En aquella época, si bien se admitían teóricamente las dos vertientes señaladas, tuvo tal prima­ cía el «más allá» que casi llegó en ocasiones a absorber el «más acá». Ortega y Gasset exagera al pensar que estas dos vertientes son irreconcilia­ bles y que el Cristianismo fracasó en su intento de aunarlas. Pienso que el lema benedictino «ora et labora », que da a ambas vertientes, contradice a Ortega, pues bajo este lema han tenido lugar «los orígenes de Europa»43. Lo importante ahora es subrayar el contraste entre el monismo panteísta moderno, que niega el «más allá», y la tendencia medieval a darle tal pri­ macía, que en ocasiones pareció desentenderse del «más acá». Creo que la solución de este contraste está en el pensamiento español del siglo XVI, que se mantuvo en un equilibrio por el que hizo ver la falta de solidez doctrinal del absorcionismo medieval y se anticipó a formular unos principios que ponen al descubierto el monstruoso monismo moderno, preludio doctrinal del absorcionismo medieval y se anticipó a formular unos principios que 45. Cf. J. ORTEGA Y G a ss e t, La rebelión de las masas, en O. c., t. IV , 271 y 273; E. R iv e ra DE V e n to s a , Las tres grandes crisis de nuestra cultura según Ortega y Gasset, en Naturaleza y Gracia 30 (1983) 7*25; C h . D a w so n , Los orígenes de Europa, M adrid 1945.

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