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78 CEFERINO MARTINEZ SANTAMARIA no debía ser ambición de conquistas, sino cumplimiento de un alto deber moral de armonía entre los príncipes católicos. La efectividad principal de tal imperio no era someter a los demás reyes, sino coordinar y dirigir los esfuerzos de todos ellos contra los infieles, para conseguir la universalidad de la cultura europea: para Gattinara, la monarquía universal ; para Mota, la dirección de la universitas christiana. De este contraste de pareceres entre sus consejeros y de la política que siguió en su actuación política deduce Menéndez Pidal que la idea imperial de Carlos V no es la de su canciller, sino la que aparece elaborada conjuntamente por el propio Em­ perador y el doctor Mota43. Como este estudio versa sobre las ideas políticas y no sobre los hechos históricos, dejo que los historiadores profesionales sigan discutiendo en torno a la idea política de Carlos V y cómo la llevó a cabo. Lo que sí creo que ha quedado manifiesto con la confrontación ideológica de los conseje­ ros del Emperador es la distinta interpretación de la unidad europea que en el Renacimiento se proponía: se la contemplaba, o bien desde la tradi­ ción romana del imperium mundi , o bien desde el sentido medieval de la universitas christiana , con un contenido más ético-religioso, que meramente político. II. RESPUESTA ESPAÑOLA A ESA PROBLEMATICA MEDIEVAL He intentado resumir el legado cristiano medieval en torno a tres cate­ gorías históricas: Cristiandad, Teocracia e Imperio. Paso ahora a analizar la respuesta del pensamiento político español al legado problemático de la Edad Media. ¿Qué actitud toma el pensamiento hispano ante el dualismo tan contrario que hereda de la Baja Edad Media: o la absorción de lo temporal en lo espiritual, o la total autonomía de lo temporal respecto de cualquier norma trascendente? Metódicamente pienso que para poder dar mayor clarividencia a la respuesta española, conviene penetrar en los principios teóricos que diri­ gen el nuevo pensamiento ético-político. Ellos son los que motivan un cambio decisivo respecto de la mentalidad medieval e inician una nueva que es la que estamos viviendo los cristianos de hoy. En efecto, pienso que algunas de las ideas madres del Concilio Vaticano II parecen preanuncia- das por los grandes pensadores hispanos del siglo XVI44. Para desgracia de 43. Cf. Idem, 19. 44. Cf. C. MARTELET, Les idées maitresses de Vatican II, París 1969.

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