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60 CEFERINO MARTINEZ SANTAMARIA Primera idea en crisis: «Cristiandad» Durante los primeros siglos cristianos, la Iglesia se dirigió exclusiva­ mente a las conciencias con el mensaje evangélico. Mas cuando estas con­ ciencias cristianas llegan a ser mayoría, el Evangelio, todo espiritual, se trocó en un factor social influyente. En efecto, paso a paso, al correr de los siglos, todas las instituciones humanas van adquiriendo una impronta de sacralización. De tal modo, que llegó un momento, en que, no sólo la religión, sino también el derecho, las ciencias, la literatura, el arte, etc., etc., traspiran sentido evangélico, eclesial2. En ese preciso momento, pues, en que esto ocurre, la Cristiandad se encuentra constituida, entra en plena vigencia social. Esta categoría de «cristiandad» entra en crisis a comienzos del siglo XVI. ¿En qué consistió esta crisis? Tres aspectos se pueden distinguir en esta crisis renacentista: la secularización absoluta en algunas regiones del pensar y del vivir, la ruptura de la unidad y la corrupción de costumbres. Estos tres aspectos se hallan íntimamente conexionados en la práctica, pues, si se llegó a la plena secularización en algún sector tan importante como la política, y a la ruptura de la unidad interna de la cristiandad, tuvo en ello un gran influjo la corrupción de costumbres, que gangrenaba aquel mundo aparatosamente cristiano. Históricamente cabe afirmar que si Maquiavelo secularizó absoluta­ mente la política y si la Reforma rompió la unidad cristiana, fue el huma­ nismo, en su vertiente pagana, el caldo de cultivo de la planta de la corrup­ ción ambiental. L. von Pastor, en su obra Historia de los Papas , muestra cómo la gangrena de una moral hedonista fue tercamente fomentada por esa vertiente del humanismo justamente apellidado de pagano3. Nombres como los de Valla, Beccadelli o el Aretino bastan para mostrar hasta dónde llegó la marca hedonista de la vida pagana en su radical anticristianismo. Ahora bien, esta paganización de las costumbres tuvo lugar pese a que el ambiente cristiano estaba poblado de imágenes devotas, templos grandio­ sos, venerandos santuarios y prácticas cotidianas de rosarios, escapularios, vía-crucis, indulgencias, etc... La Reforma irrumpió contra todo esto, ini­ ciando su ataque por los abusos en torno a las indulgencias , hasta llegar a provocar secularizaciones parciales, pero muy importantes, de la vida cris­ tiana, y la ruptura definitiva del régimen de cristiandad. 2. Cf. Valdemar VEDEL, Ideales culturales de la Edad Media , trad. esp., 4 vol., Barcelona 1925-1931. Véase especialmente para notar cómo el cristianismo va impregnando toda la vida social, vol. III, La Vida en las ciudades , 83ss. 3. Cf. L. von PASTOR, Historia de los Papas , Buenos Aires 1948, t. I, 121-151.

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