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EL CONCEPTO DE «PARTICIPACION» Y SU ALCANCE METAFISICO... 57 Los hombres se hacen justos por la consecución de la justicia; sabios por el logro de la sabiduría y dioses en la medida en que alcancen la divinidad. Es evidente, por todo el contexto, que la relación de los hom­ bres justos con la justicia no es sustancial, sino accidental; y lo mismo la de los sabios con la sabiduría; y la de los dioses con la divinidad. La «iustitia», la «sapientia» y la «divinitas» son «formae essendi» que en Dios constituyen una identidad sustancial, pero que en el hombre, ser compues­ to, no se coimplican, ni se identifican con el «ser hombre» constitutivo de su sustancia. En virtud de la ecuación establecida entre «divinitas» y «beatitudo» hemos de conluir lógicamente que todo «beatus» es también un «deus». Ahora bien, sólo hay un dios y bienaventurado que lo sea por naturaleza y por su propia sustancia, pero nada impide que haya muchos «dioses» por «participación»: «Omnis igitur beatus deus, sed natura quidem unus; PARTICIPATIONE vero nihil prohibet esse quam plurimos»60. En otras palabras, los hombres pueden devenir justos, sabios o dioses accidentalmente, o sea, por participación. El término «participatio», que acaba sustituyendo a la «adeptio» del texto citado con anterioridad, expre­ sa, pues, la relación accidental de una sustancia ya constituida con un modo de ser sobreañadido, tal como habíamos visto en el opúsculo «De hebdomadibus». Consideremos a continuación el sentido del término «participatio» en la prosa XI. Tras el análisis de esta noción a lo largo de toda la carrera de Boecio, creo poder concluir que es este el único caso en que la «participa­ ción» denota la relación entre el ser sustancial del ente finitio y el Ser divino del que procede. En el texto en cuestión se establece que «omne quod bonum est, boni PARTICIPATIONE bonum est»61. Pero el Bien del que todas las cosas participan no es otro que el Sumo y Unico Bien subsistente. Y, según dejó demostrado el «De hebdomadibus», la bondad de las sustan­ cias finitas no es meramente accidental, sino que se identifica con su propio ser sustancial, con el ser por el que son lo que son. Sólo que allí, precisa­ mente por eso, no se decía que las sustancias fueran buenas por «participa­ ción», ya que este término quedaba reservado para el ser accidental. 60. Ibid., p. 280, 88-90. 61. Cf. Ibid., Pr. XI, p. 288, 22-23.

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