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EL CONCEPTO DE «PARTICIPACION» Y SU ALCANCE METAFISICO... 51 bles42. No hay entre lo material y lo inmaterial una base común para los intercambios, justamente la base o fundamento que es la «materia». «Parti­ cipar» tiene aquí un sentido tan amplio, como el del término «naturaleza» aplicado a la materia. Efectivamente, ya en el cap. I del Opúsculo Boecio revisa los distintos significados que puede admitir el término «natura». El primero de ellos corresponde a todo lo que no sólo «significa algo», sino que «es», y es captable de algún modo por el intelecto, como Dios y la materia43. Enten­ dida, pues, de este modo la materia como «naturaleza», en cuanto «algo que es», es también participable por una pluralidad. 2. En e l «de fid e catholica» Hacia 518-520 debe situarse la redacción de los cuatro restantes opús­ culos de Boecio llamados teológicos. Curiosamente, la terminología relativa a la «participación» no ha dejado rastro alguno en los dos opúsculos trini­ tarios: ni en el «Utrum Pater...», ni en el conocido como «De Trinitate». En cambio, en el «De fide catholica», cuya autenticidad no parece ya dis­ cutible, encontramos una aparición solitaria del sustantivo «participatio» y otra del adjetivo «participes». Refiriéndose a la herejía de Eutiques dice Boecio que aquél no admitió que el cuerpo humano de Cristo proviniese de una PARTICIPACION de la sustancia humana44. Evidentemente, el término tiene en este caso un senti­ do fuerte. Que Cristo participe de la sustancia humana equivale a decir que es efectiva y verdaderamente hombre, que comparte la humanidad con todos los otros individuos de la especie. El adjetivo «participes» aparece con un significado corriente y no espe­ cialmente filosófico: Dios quiso hacer PARTICIPES del «futurum sacramen- tum», es decir, de la salvación aportada por Cristo, a muchos hombres que vivieron antes de su venida en carne mortal45. 3. En e l «De Hebdomadibus» En este opúsculo, que en realidad se caracteriza por su planteamien­ to y por su resolución totalmente filosófica, se afronta el problema de la 42. Cf. Contra Eutychen, ed. de H. F. Stewart - E. K. Rand, Harvard Univ. Press (Cam­ bridge, Mass.). William Heinemann (London) 1978, p. 110, 53-56. 43. Ibid., p. 78, 8-19. 44. Cf. De fide catholica, ed. de Stewart-Rand ya citada, p. 66, 210-215. 45. Ibid., p. 60, 125-127.

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