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36 GERMAN ZAMORA Conocemos un informe firmado el 6 de noviembre de 1776 por el maestro D. José López de Orbaneja, como «Secretario de la muy antigua e insigne universidad de Baeza», con datos interesantes acerca del alumna­ do que frecuentó sus aulas en los dos siglos precedentes. Es una estadística que revela sin paliativos la historia de una lenta decadencia, que se corres­ ponde, en general, con el descenso de matriculaciones en la universidad española desde fines de su siglo áureo hasta la época en que un rey ilustra­ do quiso restaurarla. A base de las cifras transmitidas por el entonces secre­ tario de la universidad, entresacadas cuidadosamente por él de sus libros de matrículas, puede trazarse la siguiente sinopsis reveladora: año teólogos artistas gramáticos 1560 33 81 214 1600 52 143 205 1640 26 102 166 1680 28 87 85 1720 13 73 58 1760 36 95 87 1776 32 67 56 «Y un número bastante excesivo de niños de primeras letras, que jamás se matricularon por su tierna edad». Orbaneja anota que la concurrencia de estudiantes en los años intermedios no ofrece diferencias notables35. El cuadro comparativo pone de manifiesto un curioso ascenso numéri­ co de matriculados al advenir al trono Carlos III y una merma sensible cuando la reforma se hallaba en su cénit (1776). Pero en todo caso, cifras tan elocuentes eran un argumento en pro de la misma. Baeza era sólo el exponente de turno. Sin embargo, sus dirigentes locales no pensaban que fuera preciso in­ mutar nada en cuanto al método de estudios allí seguido. Estaban conven­ cidos de que con él «se logran buenos gramáticos, filósofos y teólogos»36. ¿Cuál era este método tan bien acreditado? Justamente, el que quería el Consejo de Castilla desterrar de las universidades para introducir en ellas la filosofía y ciencia modernas. 35. Ibid., f. 43r. Informe del 6.XI.1776. 36. Ibid., i. 114. Informe del 12.XII. 1777.

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