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24 GERMAN ZAMORA indujo a los claustrales a pedir el establecimiento de cinco cátedras de artes: aquellos estudiantes que accedían a estas ciencias previo el contacto profundo con la metafísica, aventajaban notablemente a los que sólo ha­ bían saludado las súmulas y la lógica. De ahí, este dictamen de los responsables de la universidad: «Se deberá tener de hoy en adelante por indispensable para la jurispru­ dencia, como para la teología, el previo estudio de la lógica y metafísica. En esta suposición son precisas cinco cátedras, en esta forma: Dos de lógica , para que todos los años se empiecen los cursos de esta facultad; y el número de los que concurren a oírla se reparta por el claustro o rector entre las dos cátedras, porque se ve claramente lo difícil que es que un solo maestro cuide del aprovechamiento de ciento treinta o ciento cincuenta jóvenes que necesitan de mucho freno y cuidado». Debería seguir un segundo año, de metafísica , explicada por los mismos profesores que en el primero explicaron la lógica. La cuarta cátedra sería de física , con asistencia obligatoria para los que decidieran estudiar luego medicina, y para obtener el grado de maestro en filosofía. «La quinta cátedra de las propuestas para filosofía será una de física, que siendo ésta y su año de estudio libre para los teólogos y juristas, y preciso sólo para los médicos, será bastante, porque no será extraordinario el concurso: en ella se deberá explicar la física de Aristóteles, cuya lógica y metafísica se han leído en las cátedras antecedentes»18. Este plan de 1770 era de sabor casi enteramente tradicional —sospe­ chamos haya que hacer una excepción con la cuarta cátedra, en el supuesto de que se la dedicara a la física experimental..., que no consta—. El estudio de la filosofía se reducía al de tres años de aristotelismo, distribuidos en cinco cátedras. No respondía en absoluto a las esperanzas del Consejo, manifestadas en la real pragmática de 1767. Fiel al molde que se había trazado, sugerirá el fiscal, al revisarlo en 1772, que aquellas cinco cátedras se redujeran a tres: lógica magna y parva, metafísica y física, debiendo cursarse en otros tantos años y en círculo, siempre con el mismo profesor. Campomanes juzgaba imprescindible la inclusión, en el plan, de las dos aportaciones, típicas de su tiempo, a la docencia de la filosofía univer­ sitaria, a saber, la de la filosofía moral y de la física moderna (o «clásica»). 18. AHNC, leg. 5446, n. 1, ñ. 201rv.

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