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SACRAMENTALIDAD Y ESPIRITUALIDAD DEL MATRIMONIO 427 a que nos hemos referido anteriormente, pero el Concilio no tomó parte ni partido entre las distintas Escuelas teológicas sobre los modos y ma neras en que el sacramento concede la gracia. Con referencia al matrimonio, Lutero admitía que es estado de vida de institución divina, y esto desde la creación; pero no como sacra mento de la Ley Nueva o Evangélica. ¿Razón? Que en ninguna parte del Nuevo Testamento, decía Lutero, hay promesa de gracia al respec to. Ahora bien, añadía: si no es sacramento, la Iglesia no tiene jurisdic ción, ni puede, por ejemplo, poner impedimentos... De ahí que el canon primero del Concilio de Trento, como respues ta, afirmando la sacramentalidad, es piedra angular de este edificio sa cramental que se construye — y construyó el Concilio— a partir de esta verdad fundamental. Cuando luego hable de la indisolubilidad y niegue divorcios... será «principalmente», no exclusivamente, por esta razón: «hac praecipua ratione»: a saber, por la sacramentalidad, la cual reafirma la indisolubilidad, nacida ésta, en primera instancia, bá sica, desde el amor y los hijos, dirá el Concilio Vaticano II (GS 4 8 ). Dos dificultades para evidenciar suficientemente la sacramentalidad del matrimonio eran: por una parte, la falta de textos bíblicos apodíc- ticos para la demostración de esta sacramentalidad; la segunda es la si guiente: si los sacramentos producen la gracia que significan, y -no hay duda de que el matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia: ¿es que el matrimonio como sacramento produciría dicha unión: la de Cristo con la Iglesia? Lo que produce más bien, ¿no es la unión de hombre y mujer? ¿No es la suya una gracia de unión entre hombre y mujer, no ya sólo de carne y sangre, sino también de gracia? Pero esta dificultad no es, no era, más que aparente; más aun, no es dificultad, sino todo lo contrario: sitúa al matrimonio de los bautizados en el con texto cristológico y eclesial válido y necesario para deducir de ahí la gracia propia de este sacramento. Dificultades de teólogos y canonistas Teólogos y canonistas habían tenido dificultades para aceptar la plena sacramentalidad del matrimonio. Los primeros decían a este res pecto: no parece haber analogía entre la relación de Cristo con la Igle sia, que es de sacrificio y la de hombre y mujer en el matrimonio, que es de placer, decían trayendo aquí a colación todos los prejuicios que contra el placer, contra la mujer y contra el matrimonio mismo, sur gían ante su imaginación al respecto. No hay, pues, analogía debida,
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