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402 ANTONIO LINAGE CONDE Las dos de la caridad, la sevillana y la gaditana, concuerdan casi literalmente tanto en la literatura doctrinal como en la reglamentación concreta, aunque las ordenanzas de la de Sevilla 28, quizás por ser más antigua — al menos continua— y de patrimonio más cuantioso y mejor administrado respondiendo acaso a su propio montante implicando al­ guna complejidad, contienen algunos capítulos más para hacer a ello fren te27. La diversidad de la situación geográfica de las dos ciudades explica la del título de dos capítulos correlativos en ambas, «de lo que se ha de hacer con los huesos y cuerpos de los pobres ajusticiados que se hallaren en los campos» y «del entierro de los huesos que se hallan en las playas y distritos de esta ciudad», respectivamente, a saber: «to­ das las veces que nuestra Hermandad tuviere noticia que hay en el cam­ po, término de esta ciudad, algún cuerpo, cuartos o huesos de algún ajusticiado» y «los diputados de entierros de aquel mes y demás her­ manos que el Hermano Mayor nombrare, con nuestro capellán mayor, saldrán dos o tres días antes del domingo de ramos de cada año y re­ cogerán con la mayor devoción todos los huesos de los difuntos desam­ parados que en las playas y demás distritos de esta ciudad se hallaren enterrados, de los que por su corrupción no se pudieron traer a esta ciudad a darles eclesiástica sepultura». Esa previsión del estado depau­ perado de los cadáveres o restos no se encuentra en la hispalense; ¿quizás por obedecer ante todo al efecto de las aguas? Pero tanto la manera de proceder como la destinación de aquéllos es luego del todo similar: «los diputados de entierros de aquel mes lo recogerán y harán su entierro en la iglesia más conveniente para ello, y si fueren muchos 26. La biografía antigua de Miguel Mañara es la de Juan de C árdenas , B re­ ve relación de la muerte, vida y virtudes del venerable caballero don MM, Sevilla 1679. Ese jesuíta ha sido la fuente principal de los que le han suce­ dido, tales J.-M. G ranero , Don MM Leca y Colona y Vicentelo. Un caballero se­ villano del siglo XVII, Madrid 1961; y F. M artín H ernández , MM, Sevilla 1981. Otra biografía la de J. A ndrés V ázquez , MM, Madrid 1943. Una de las elabora­ ciones literarias es la novela de Manuel Fernández y González, Don Miguel de Mañara. Memorias del tiempo de Carlos V (sic), de 1877. Una muestra de la perennidad del recuerdo del personaje en la ciudad es el folleto Homenaje al venerable siervo de Dios don Miguel Mañara Vicentelo de Leca, fundador del hospicio y hospital de la Santa Caridad de Sevilla, con motivo del descu­ brimiento de una lápida en la casa en que vio la luz primera. 9 de mayo de 1923, Sevilla 1925. 27. Otras diferencias son meramente materiales derivadas del localismo. Por ejemplo la fiesta de san Jorge en Sevilla está sustituida en Cádiz por la de san Miguel, y los gaditanos no tenían función confraternal el día 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz. Cfr. CS 19, doce misas el día de san Miguel.

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