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420 ANTONIO LINAGE CONDE cuidará del aseo y compostura fúnebre de los altares, y que el túmulo sea con modestia 82, no pasando de cuatro cirios azules y ocho velas» — si bien no se desmentía en aras de la tal austeridad el predominio cualitativo, protagonizador nos atrevemos a decir, de ésa— «y en al­ zando la sagrada hostia en la misa se levanten nuestro hermano secre­ tario y nuestro hermano celador y vayan a la sacristía, y con dos hom­ bres con sur, opas azules que traigan las velas las irán repartiendo a to­ da la hermandad empezando por el hermano mayor y tenientes, para que acabado el sermón que se dice al fin de la misa todos con sus lu­ ces encendidas asistan al postrer responso» 83. Mas, ¿a qué proseguir ejemplificando cuando ya quedó transcrita la descripción de veras policromada, y gracias a la cera ante todo, de los entierros de los ajusticiados a cargo de estas confraternidades? 84. Y por supuesto que también de «la compra de cera» venía encargado el tesorero de Cádiz para «el entierro de los huesos que se hallan en las playas y distritos de esta ciudad», capítulo gemelo al hispalense «de lo que se ha de hacer con los huesos y cuerpos de los pobres que se hallaren en los campos» 85. Cera que pasado el Estrecho nos encontramos cual esperanzado ali­ vio también de nuestros clérigos ceutíes: «decente altar con seis ve­ las» que los enfermeros habían de disponer en el cuarto del hermano a viaticar 88, vistiéndole a él sobrepelliz y estola y acompañando al San­ tísimo todos los demás hermanos «con velas, hachas y faroles que re­ partirá el tesorero a la hermandad»; ocho luces en la sala ya tendida de una bayeta negra al cadáver cubierto con un paño 87; y que caso de trasladarse por vivir fuera del casco de la ciudad lo sería por seis her­ manos y cuatro con hachas. «Y le rezará cada hermano un nocturno de defunctos (sic) de cuerpo presente en esta ocasión» 88. 82. «Y volvemos a ordenar que por ninguna razón ni pretexto en ningu­ nas honras de nuestroshermanos que sehagan en particular ni de sus mu­ jeres (por alto estado quetengan) sepermita otro túmulo ni másluces que lo que aquí va referido, que viene a ser dos tarimones y la tumba, las tarimas cubiertas de alfombras y la tumba con nuestro paño». 83. Otro día consecutivo tenían lugar las honras por los pobres, asistien­ do seis pobres a cada lado del túmulo, «y cuando se venga a repartir la cera —como a personas a quien (sic i) se les debe más respeto— nuestro hermano mayor les dé las velas y les bese la mano». 84. CS 13 y CA 14. 85. CS 14 y CA 15. 86. CE 11, «modo de dar los sacramentos». 87. CE 12. 88. CE 13, «lo que se hace después de amortajado».

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