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414 ANTONIO LINAGE CONDE muertos ya «en su casa o en nuestro hospital o en posada particular o en las cárceles o ahogados en el río o desamparados en alguna calle o campo»63. Por su parte, en los entierros de los hermanos es el estilo de la plástica barroca lo que primero nos sale al paso, «y que sobre la caja tenga nuestra hermandad un paño de terciopelo negro con nuestra san­ ta cruz sobre el corazón en llamas», para toparnos después con la som­ bra viviente de la santidad ascética del fundador Mañara, pues «desde vísperas hasta la noche el día del entierro ha de doblar nuestra iglesia por el tal hermano difunto, aunque no vaya la hermandad a enterrarle que será cuando se enterrare en coches, que en tal caso ordenamos que no vaya nuestra hermandad ni se lleve nuestro paño; lo uno porque no se entierra con la humildad de hermano de los pobres, lo otro por­ que nuestra hermandad se compone de pobres y ricos y no es razón vayan unos a pie y otros en coches». Vertiente sociológica que nos lleva a un apartado ad looc de la Ca­ ridad sevillana, el cual también la tiene por extraño por empiece pare- ciéndonos, el de «los entierros64 que se han de hacer de los sacerdotes que murieren sin juicio en la Casa de los Inocentes», con caja forrada de bayeta negra, las vestiduras sacerdotales y a hombros de sus herma­ nos en el sacerdocio: «y vendrán doce acompañados de San Marcos con la cruz y preste, y de este modo le darán sepultura decente al alto es­ tado que Dios le dio, cuyo carácter no le borra la inocencia o locura que Nuestro Señor fue servido darle, antes nos obliga este trabajo que por mano de su Divina Majestad padecía a más estimación, pues Dios a quien ama castiga por muy ocultos caminos que no son comprendidos de los hombres». Entierros clericales que nos llevan, para cerrar este capítulo, al de los hermanos de la cofradía ceutí que entra en nuestra encuesta, inte­ gralmente levítica como sabemos65: con vigilia, misa de cuerpo presente y posas66, y música. Tendrá el te­ sorero prevenido en la iglesia un bufete capaz cubierto con paño ne- 63. CS 18 y CA 17. En Cádiz se dice mar en vez de río y se mencionan las playas. 64. CS 34. 65. CE 14, «del entierro». 66. De las dos acepciones de la palabra, el toque de clamor y las paradas del cortejo fúnebre para permitir el canto de responsos, creemos que alude a la primera, aunque es de suponer también se daría la segunda.

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