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EL IRRACIONALISIMO ETICO DE WITTGENSTEIN 391 han encontrado el sentido de su vida y que son conscientes de que la ciencia carece de respuestas a los problemas más vitales. 8.a La filosofía moral, con sus racionalizaciones y argumentaciones, desvirtúa el con tenido ético de lo místico y rebaja su valor absoluto al formular teorías que podrían ser rebatidas y sustituidas por otras. 9.a La filosofía moral no sólo queda sin objetivos cuando se afirma la tesis teónoma («bueno es lo que Dios ordena»), sino que tal teono- mía es la máxima expresión del irracionalismo ético : elimina de raíz cualquier intento de fundamentar racionalmente «lo bueno», y ridicu­ liza todas las posibles tareas de la teoría ética que desvirtúan el carác­ ter absoluto de «lo bueno». 10.a La filosofía moral no puede dar razones a favor o en contra de las absolutas exigencias éticas implícitas en toda religión, ni puede tampoco emitir juicios de valor sobre la corrección o incorrección de los distintos códigos morales —sean o no religiosos— porque es impo­ sible situarse por encima o fuera de ellos, por lo que la tesis «bueno es lo que Dios ordena» tiene también su equivalente en «bueno es lo que mi código ordena». 11.a La filosofía moral está incapacitada para ofrecer argumentos —los consecuencialistas carecen de valor ético— que respalden el de­ ber absoluto ; este no admite discusión ni fundamentación alguna, sino que exige total cumplimiento. 12.a La filosofía moral no tiene ningún poder de seducción a ]a hora de enseñar lo ético, porque sus especulaciones y teorías son total­ mente ineficaces para conducir la vida de los hombres hacia el bien. 13.a La filosofía moral no puede explicar el contenido de las expe­ riencias absolutas de las que emana la ética, porque intentarlo supone caer en las contradicciones propias de una disciplina que quiere utilizar el lenguaje de lo relativo para decirnos algo de las experiencias ético- religiosas más profundas de nuestra vida. 14.a Y por último, la filosofía moral no es otra cosa que el intento de sobrepasar lo s límites del lenguaje significativo ; y como el lenguaje científico es el único que posee significado, en consecuencia, las propo­ siciones éticas —como plenamente filosóficas que pretenden ser— se convierten en pseudoproposiciones que no respetan las «barreras» de nuestro lenguaje. Enrique B onete P e r a l e s Instituto de Filosofía. C.S.I.C. Madrid

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