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EL IRRACIONALISIMO ETICO DE WITTGENSTEIN 389 demos cumplir su voluntad y sentirnos completamente a salvo, «pase lo que pase». Y por último, la experiencia tercera (la de sentirse culpable) que menciona de pasada en su conferencia, también tiene su fuente en No­ tebooks. Cuando Wittgenstein identifica en «A Lecture on Ethics» el sentimiento de culpabilidad de los hombres con la afirmación religiosa «Dios desaprueba nuestra conducta», está en el fondo diciendo con otras palabras lo que escribió también el 8.7.16: «Por supuesto que es correcto decir: la conciencia es la voz de Dios». Si verdaderamente la conciencia es la voz de Dios, entonces nuestros sentimientos de culpabilidad —o remordimientos de conciencia— no son sino la ma­ nifestación subjetiva y personal de que Dios desaprueba nuestra con­ ducta. Por tanto, obedecer a nuestra propia conciencia es obedecer a Dios. Y si esto es así, resulta claro por qué el sujeto volitivo es el por­ tador (Der Träger) de la ética: es en la conciencia del sujeto donde se «muestra» o se descubre lo bueno y lo malo. Pero como lo bueno y lo malo, según Wittgenstein, dependen de algún modo del sentido de la vida, y podemos llamar Dios al sentido de la vida (8.7.16), de ahí se de­ riva, como ya sabemos, que lo bueno y lo malo, aunque se muestran en la conciencia del sujeto volitivo, dependen en última instancia de Dios (tesis teónoma), por lo que evidentemente sentirse culpable es equivalente a sentirse desaprobado por Dios. Con esta comparación de textos, lo que quiero resaltar es la cohe­ rencia y continuidad del pensamiento ético de Wittgenstein, que de­ pende en su totalidad de los presupuestos del Tractatus; y además, su­ gerir que lo que da mayor unidad a casi todas las afirmaciones éticas repartidas por sus escritos es una teonomía muy especial que brota co­ mo consecuencia de rechazar cualquier fundamento racional de la ética. Aquí hemos visto que la primera experiencia nos remite a «lo místico», la segunda a su concepción de la felicidad y del sentido de la vida, y la tercera a su concepción del sujeto volitivo, único portador de la éti­ ca. Todos estos conceptos provienen de Notebooks y del Tractatus, y todos ellos se relacionan estrechamente entre sí por una teonomía pro­ funda que, a mi juicio, constituye el mejor resumen o compendio de toda su ética, y la mejor exposición de su constante irracionalismo ético43. 43. Ha sido K. O. Apel quien más ha insistido en las graves consecuen­ cias que acarrea el irracionalismo ético de Wittgenstein —junto con otras pos­ turas filosóficas de nuestra época— a la hora de buscar un fundamento ra-

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