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JS4 ENRIQUE BONETE PERALES algo así como un juez absoluto, sino que tal juez, en caso de haberlo, no forma parte del mundo, no puede describirse ni pensarse38. Además, como la ética es «supranatural» y no forma parte de «nin­ gún estado de cosas», puede suponerse que en realidad Wittgenstein está queriéndonos decir que justamente lo característico de «lo ético» (que como sabemos lo identifica con Dios Hijo) es presentarse como un juicio absoluto que necesariamente debe ser obedecido; y aunque su formulación lingüística carezca de sentido, no por ello «lo ético», mostrándose al hombre en su propia conciencia, está desposeído de «poder coercitivo» (recuérdese que para Wittgenstein «es correcto de­ cir: la conciencia es la voz de Dios», 8.7.16). En conclusión, cuando Wittgenstein escribe refiriéndose a «lo bue­ no absoluto» que «semejante estado de cosas es una quimera» puede entenderse, creo yo, como sigue: es una quimera el considerar lo bueno absoluto como un estado de cosas describible, pero no es ninguna qui­ mera considerar nuestras vivencias y experiencias éticas como portado­ ras de un valor absoluto. Y éste es el continuo vaivén de la reflexión de Wittgenstein: cuando parece que está negando el sentido absoluto de la ética, lo que está negando es la posibilidad de formularlo en el lenguaje; por el contrario, está afirmando que al ser propio de la ética 38. Es bien manifiesta en distintos escritos de Wittgenstein su concepción de Dios como un «juez absoluto». No mucho antes de morir (1950) escribió: «No es posible imaginar cómo juzga (beurteilt) Dios a los hombres»; y tam­ bién «Dios puede decirme: 'Te juzgo ( richte ) por tu propia boca. Te has es­ tremecido de asco ante tus propias acciones, cuando las has visto en otros’» (Vermischte Bemerkungen-Culture and Valué , 86 (151) y 87 (152). Georg Hen- rik von Wright nos dice en su Biografical Sketch que la idea de Dios que Wittgenstein tenía «era ante todo para él la de un juez temible'». Y continúa contándonos que en algunas ocasiones «tenía la convicción de que estaba con­ denado. Su modo de ver las cosas era tenebroso, sin remedio. Los tiempos modernos eran para él una edad oscura. Su idea del desvalecimiento de los seres humanos no era dispar a ciertas doctrinas de la predestinación» (en Norman M alcolm , Ludwig Wittgenstein: A Memoir, 20 (37). También en los recuerdos de su amigo Norman Malcolm se pueden leer textos referidos a la concepción de un Dios juez absoluto que Wittgenstein parecía aceptar: «Witt­ genstein dijo una vez que podía entender el concepto de Dios, en tanto en cuanto que está implicado en el apercibirse del propio pecado y culpa. Aña­ dió que no podía entender la idea de un Creador. Creo que las ideas de juicio divino, perdón y redención tenían cierta inteligibilidad para él, al estar rela­ cionadas en su mente con sentimientos de descontento consigo mismo, un intenso deseo de pureza y un sentido del desvalimiento de los seres humanos para mejorarse... Creo que Wittgenstein estaba predispuesto por su propio carácter y experiencia a comprender la idea de un Dios juzgador y redentor » (Ludwig Wittgenstein: A Memoir, 70-71 (73-74).

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