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380 ENRIQUE BONETE PERALES tinta. A mi juicio esto puede comprobarse en las siguientes afirmacio­ nes recogidas por Waismann: «¿Qué quiere decir la palabra 'deber’? Un niño debe hacer esto, quiere decir: si no lo hace va a tener estos inconvenientes... Un deber sólo tiene sentido, por tanto, cuando tras él hay algo que le da apoyo, una fuerza que castiga o premia. El deber como tal carece de sentido» 29. Aquí Wittgenstein está rechazando el concepto de «deber absoluto», o mejor dicho, su fundamentación ra­ cional, pero no la experiencia personal del deber absoluto (al igual que niega sentido a las proposiciones éticas, pero no se le ocurre negar la existencia de la vida moral). La clave de todas estas proposiciones sobre el carácter absoluto de la ética se encuentra en la afirmación de Schopenhauer «predicar la moral es fácil, pero fundamentarla es difícil» que Wittgenstein cita de forma aproximada, radicalizando más su sentido negativo: «Es difícil predicar la moral, pero fundamentarla es imposible» 30. No parece exac­ to pensar que Wittgenstein pretendía simplemente citar con más o me­ nos fidelidad la afirmación de Schopenhauer. A mi juicio esta proposi­ ción de Wittgenstein es conscientemente querida y resume bastante bien todo su irracionalismo ético. En ella se reconoce la dificultad que entraña «predicar» la moral, si se entiende por ello, no un mero «ser­ monear» (cosa bastante fácil), sino un vivir de forma ejemplar siguien­ do al máximo las exigencias absolutas y radicales de «lo ético» (que podría entenderse como la dificultad de imitar al «Dios Hijo»). Tam­ bién en dicha proposición se reconoce expresamente la imposibilidad de fundamentar racionalmente la moral, que por el contexto de la fra­ se se refiere a la imposibilidad de elaborar una teoría ética al estilo kan­ tiano. No niega Wittgenstein que pueda haber teorías éticas —esto sería no reconocer la historia de la filosofía—, lo que sí rechaza es que sean capaces de llevar a los hombres a realizar el bien, que tengan en sí mis­ mas algún valor ético: «Si se me dice algo que es una teoría diría: ¡No, no, eso no me interesa! Aun cuando la teoría fuese verdadera no me interesaría, no sería nunca lo que busco. Lo ético no se puede en­ señar. Si pudiera explicar a otro la esencia de lo ético mediante una teoría, lo ético no tendría absolutamente ningún valor... Para mí, la 29. F. W aism an n , Ludwig Wittgenstein y el Círculo de Viena, México 1973, 105. 30. Ibidem, 105.

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