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372 ENRIQUE BONETE PERALES Es patente la conexión entre la tradición teónoma de Occam o Kier- kegaara y la proposición más expresiva de la concepción ética de Witt- genstein: «Gu t ist, was Gott befielt». Ni qué decir tiene que Wittgens- tein con esta famosa proposición no está refiriéndose a ninguna con­ creta concepción de Dios, ni a mandamientos o normas precisas que en determinadas religiones se atribuye a la divinidad, sino que al trasladar a Dios el origen de la bondad está sugiriendo que la filosofía moral es incapaz de fundamentar el bien, que lo bueno es portador de un carác­ ter marcadamente «divino» y «trascendente» al mundo empírico, único que puede ser representado a través del lenguaje. Con la afirmación «bueno es lo que Dios ordena» se está declarando absurda cualquier discusión filosófica sobre lo bueno y se destruyen las clásicas tareas de la ética como disciplina: «...considero muy importante poner fin al par­ loteo sobre la ética — de si hay un conocimiento de este dominio, si hay valores, si lo bueno puede ser definido, etc.» 17. Para Wittgenstein las razones últimas que pretenden legitimar el bien y explicar el sen­ tido del mundo carecen de respaldo teórico, sólo Dios como garante de lo bueno convierte a lo ético en una exigencia absoluta, situada por en­ cima de las argumentaciones filosóficas, tan complejas como inútiles pa­ ra la realización del bien. A mi modo de ver, la teonomía de Wittgenstein es esencialmente negativa porque, en vez de fundamentar las normas morales en un Dios cognoscible' racionalmente (como se ha hecho dentro de la tradición ca­ tólica) pretende deslegitimar totalmente cualquier intento de funda­ mentar la ética; con su teonomía Wittgenstein nos está haciendo ver que en el fondo, no se trata de sustituir el fundamento racional por otro tipo de fundamento, como sería el de carácter teológico o religioso, sino de «ridiculizar» toda filosofía moral existente y por venir. Para evidenciar el fracaso de las teorías éticas Wittgenstein hace coincidir esencialmente «lo bueno» con «lo divino», ambos «transempí­ ricos» y por ello mismo, informulables lingüísticamente. Tal identifica­ ción de lo ético con lo divino la defendió por estas mismas fechas (1929) en otro lugar: «cuando algo es bueno, también es divino. Extrañamen­ te así se resume mi ética. Sólo lo sobrenatural puede expresar lo So­ brenatural» 18. Si lo bueno puede entenderse como la expresión de lo dicaré primero las páginas de la versión original (inglesa o alemana) y entre paréntesis la página de la versión española. 17. Notes on Talks w ith Wittgenstein, 12 (29). 18. Vermischte Bemerkungen-Culture and Valué, edited by G. H. von

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