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EL IRRACIONALISIMO ETICO DE WITTGENSTEIN 365 místico» es para aclararnos las consecuencias de los límites de la cien­ cia: «El impulso hacia lo místico viene de la insatisfacción de nuestros deseos por la ciencia. Sentimos que incluso una vez resueltas todas las posibles cuestiones científicas, nuestro problema ni siquiera habría sido aún rozado. Ninguna otra cuestión quedaría ya en pie, obviamente. Y esa sería la respuesta» (25.5.15). Curiosamente, en el Tractatus 6.52, que es donde se transcriben casi literalmente estas palabras, no hay ni rastro de la primera proposición, la que nos ayuda a comprender, ade­ más del origen del impulso hacia «lo místico», el origen de la fe en Dios. Si para Wittgenstein «creer en un Dios quiere decir ver que con los hechos del mundo no basta», lo mismo se podría haber escrito: «Creer en un Dios quiere decir ver que con la ciencia no basta», que el problema de la vida es intocado por las respuestas científicas, que el conocimiento del mundo no añade nada a nuestros problemas vita­ les, a la búsqueda del sentido y de la felicidad. Y esto es lo que desvela en parte la proposición incluida en 6.432: «Dios no se revela en el mun­ do», que viene a coincidir (dada la conexión wittgensteiniana entre lo que llamamos Dios y el sentido de la vida) con la proposición 6.41 que da comienzo al tema ético en el Tractatus : «El sentido del mundo debe quedar fuera del mundo». Esta imposibilidad de encontrar a Dios —el sentido de la vida— en el mundo de los hechos que la ciencia nos re­ presenta es, según Notebooks, la causa de que los hombres sientan el impulso hacia «lo místico». En Notebooks el concepto «Das Mystiche» se menciona una sola vez, en el Tractatus por el contrario Wittgenstein hace uso del término en tres proposiciones, cada una de las cuales aporta un matiz distinto y ofrece facetas diversas de este concepto. Estas proposiciones son las siguientes: «No es lo místico como sea el mundo, sino que sea el mun­ do» (6.44). «Sentir el mundo como un todo limitado es lo místico» (6. 45), y: «Hay, ciertamente, lo inexpresable, lo que se muestra a sí mis­ mo; esto es lo místico» (6.522). A mi modo de ver, cada una de estas tres proposiciones sitúan el término en una problemática filosófica dis­ tinta. La primera podríamos llamarla «metafísica» (da$ sie ist), la se­ gunda «antropológica» ( Gefühl) y la tercera «epistemológica» ( dies zeight sich). La primera proposición ha sido comparada en múltiples ocasiones con aquella pregunta que Leibniz formuló y que Heidegger magistral-

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