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364 ENRIQUE BONETE PERALES Vimos que para Wittgenstein la única manera de ser feliz era so meterse al destino, es decir, no rebelarse contra los acontecimientos del mundo, no desear nada, etc.; pues bien, a mi juicio, el suicida deja de ser un sujeto volitivo porque su toma de posición con respecto al mundo es nula, las circunstancias le aplastan, le dominan, y su acto de rebeldía, al materializarse en suicidio, se transforma en un acto de im potencia vital: no es capaz de ser feliz, a pesar de las miserias y sufri mientos de su vida, no ha conseguido el «conocimiento» necesario para descubrir los designos de esa voluntad extraña —Dios— de la que irre mediablemente depende. En conclusión, suicidarse es en esencia dejar de ser un sujeto voli tivo, dejar de ser el portador de la ética, dejar de ser moral, es decir, destruir la esencia d e la ética. Pero como el suicidio no parece ser, se gún lo dicho en la carta de Engelman, un acto querido por el sujeto volitivo, sino el apoderamiento de la voluntad por sorpresa, podría considerarse sin más un hecho del mundo; y como el mundo para Witt genstein no es bueno ni malo, de igual forma tampoco tendría por qué ser juzgado el suicidio en sí mismo bueno o malo. Quizá sea éste el significado de la extraña proposición con la que finaliza Notebooks : «Aunque acaso el suicidio tampoco sea, por sí mismo, bueno ni malo» (10.1.17). 6. «Lo MÍSTICO» En Notebooks se encuentran unas proposiciones que explican el origen del concepto de «lo místico» y al mismo tiempo el origen del sentimiento de lo místico. Escribe Wittgenstein: «Creer en un Dios quiere decir ver que con los hechos del mundo no basta» (8.7.16). En otros términos, los hechos del mundo no son la única o la última pa labra sobre la vida. Hay algo mas que el mundo, que es en definitiva lo que para Wittgenstein manifiesta la creencia en un Dios. ¿Y por qué piensa Wittgenstein que los hechos del mundo no lo son todo?, y ¿por qué según el Tractatus piensa que en el hombre se puede dar el sentimiento de «lo místico»? Justamente porque con el conocimiento de los hechos del mundo que la ciencia se encarga de presentar, no se ofrecen respuestas al sentido de la vida; es, por paradójico que parez ca, la continua solución de las cuestiones científicas lo que más fomen ta el sentimiento de que el problema de la vida queda irresoluto, sien do por eso palpable que «con los hechos del mundo no basta». La úni ca vez que Wittgenstein menciona en Notebooks el concepto de «lo
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