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EL IRRACIONALIS MO ETICO DE WITTGENS TEIN 363 Dios (o «mundo independiente de mi voluntad»). Si está permitido que el sujeto volitivo se suicide, es decir, renuncie a la búsqueda del senti­ do de la vida y de la felicidad (a pesar de las desgracias y miserias), en­ tonces todo estará permitido, por la sencilla razón de que los criterios de lo bueno y de lo malo para Wittgenstein dependen, como vimos, de una vida feliz que ha encontrado el sentido del mundo. Si mi vida no es digna de ser vivida, entonces qué es digno y qué es bueno. «Bueno y malo dependen del sentido de la vida», escribió Wittgenstein, porque sólo una vida con sentido es capaz de ver un mundo feliz, un mundo bueno, y sólo una vida feliz es capaz de obrar según la conciencia, se­ gún la voz de Dios, es decir, de buscar el bien. Los acontecimientos del mundo no son ni buenos ni malos, es el sujeto volitivo quien atribuye bondad y maldad. Y si el «portador de la ética» no ve con claridad el sentido de su vida, ¿de dónde emanará el criterio moral? En definitiva, lo que Wittgenstein parece querer decir es que si no se rechaza abso­ lutamente como «malo» el suicidio del sujeto volitivo, qué otra cosa podría ser mala; o dicho al revés, sólo podrá haber algo «malo» cuan­ do el suicidio no sea admitido, bajo ningún concepto, como posibilidad legítima de una voluntad10. El planteamiento de Wittgenstein, nos lleva a la esencia de la éti­ ca: «la vida feliz es buena, la infeliz mala». Esto es lo único que pode­ mos saber del mundo moral. El suicidio, como consumación de una vida infeliz, es lo absolutamente malo porque, además de atentar contra el imperativo wittgensteiniano antes señalado, nos indica que el sujeto volitivo ha perdido el control de sus actos. Para Wittgenstein, el sui­ cidio no puede ser un acto realmente querido por una voluntad, es más bien la ausencia del querer, es decir, el dejar de ser bruscamente «el portador de la ética». Esto parece sugerirse en una carta recogida por su amigo Engelman: «Yo sé que el suicidio es siempre una cosa repug­ nante (eine Schweinerei). Pues la propia destrucción es algo que no se puede querer en absoluto, y cualquiera que se haya representado una vez lo que pasa cuando se suicida sabe que el suicidio es siempre un acto que consiste en arrebatar por sorpresa sus propias defensas...»11. 10. Hace unos años J. Bouveresse presentó el razonamiento de Wittgens­ tein sobre el suicidio al estilo del «Modus Tollens» en su libro Wittgenstein : la rime et la raison. Science, Ethique et Esthétique, París 1973, 127-129: «on ne peut condamner un acte quelconque que si l'on peut condamner absolu­ ment le suicide; or on ne peut condamner absolument le suicide; par consé­ quent, on ne peut condamner aucun acte. Ou encore, on ne peut rien justifier, puisqu'on ne peut justifier dans l'absolu le fait de vivre». 11. E n g e lm a n , o . c.t 32-34.

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