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212 IGNACIO DELGADO GONZALEZ 8) La historia de la especie humana puede ser considerada como la realización de un plan secreto de la naturaleza para producir una constitución política perfecta, regularizando a la vez las relaciones ex­ teriores e interiores, única condición que pueda dar fin al desarrollo completo de todas las facultades de que ha sido dotada la raza humana. Conclusión: Una tentativa filosófica para componer una historia universal conforme al plan de la naturaleza, cuyo objeto es una perfecta unión civil de la especie humana, debe considerarse como realizable, y aun como capaz de contribuir a la realización de ese mismo plan. Flint considera que el tratado de Kant es un intento para hallar una concepción metafísica a priori que pueda explicar la unidad de plan que la historia realiza. En su opinión la causa final que Kant asigna a la historia es la realización de una constitución política perfecta, pero esto es discutible y muy difícil de demostrar. Para esto último había que subordinar toda la dignidad del hombre a su cualidad de ciudada­ no, lo cual está en contradicción con la misma teoría de Kant que ve en el Estado no un fin, sino un medio para armonizar todas las liberta­ des individuales. Flint piensa que reducir el problema de la filosofía de la historia a la historia política es una simplificación sin fundamento que pretende disminuir arbitrariamente la importancia de los demás elementos esen­ ciales de la historia. Recuerda también la idea de Kant de que las naciones deben ser repúblicas, deben gobernarse ellas mismas y estar sometidas no a la voluntad de un solo hombre o de muchos, sino a la autoridad que im­ pida la guerra. Este proyecto de Kant no debe ser considerado como algo quimérico; en el mismo sentido se han expresado otros escritores posteriores (Saint-Simón, Fourier y otros) que han expuesto sus planes para la abolición de la guerra. Después comenta Flint que en el plan presentado por Kant cada Estado confederado conserva su independencia. El argumento en que se basan los partidarios de que las naciones renuncien a ser Estados independientes es que, para que las decisiones encaminadas a acabar con las luchas entre los pueblos sean eficaces, es necesario un poder ejecutivo que los sancione. Flint considera que mientras el carácter de las naciones no sea esencialmente diferente, será necesaria la absorción de su independencia en el seno de un poder soberano que garantice la paz. Pero, por otra parte, presenta dos objeciones a dicho proyecto: en primer lugar, si las naciones sacrifican su independencia en favor

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