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206 IGNACIO DELGADO GONZALEZ burgo se dedicó más al problema del conocimiento científico, al tiempo que el de Heidelberg (escuela de Badén) centró su investigación pre­ ferentemente en el problema del valor. De aquí nacieron las tres direc­ ciones posteriores que alcanzan su desarrollo ya en el siglo XX : a) El formalismo en las diversas ramas filosóficas de la escuela de Marburgo, b) La filosofía de los valores de la escuela de Badén, y c) El historicis- mo de Simmel y Dilthey (crítica del saber histórico). El movimiento criticista nacido en Alemania se extendió rápida­ mente a otros países europeos, aunque ligado casi generalmente a una corriente «neoidealista» paralela. En Francia sobresale Renouvier, cuyo neocriticismo está influenciado por el hegelianismo y va a desembocar en el idealismo. En Inglaterra, de la misma manera, tenemos que R. Adamson, E. Caird y S. H. Hodgson son neokantianos y neohegelianos al mismo tiempo. En cuanto a Italia, podemos comprobar que el neo- kantismo alcanzó gran importancia y amplitud, si analizamos las obras de A. Testa, C. Cantoni, F. Masci, F. Tocco, G. Barzellotti y otros. Como ya hemos indicado, el neokantismo concede una gran impor­ tancia a la teoría del conocimiento en la misión reservada a la filoso­ fía, como medio para evitar que ésta se convierta en un materialismo dogmático o en una especulación desligada de las ciencias positivas. Por esto una nota dominante de esta renovación Kantiana es la crítica al realismo empírico, poniendo de relieve las limitaciones del conocer humano. En resumen, podemos decir que el Neokantismo pretende su­ perar por una parte el positivismo y el materialismo y por otra la filo­ sofía especulativa romántica, por medio de una consideración crítica de las ciencias y una fundamentación gnoseológica del saber2. En el movimiento criticista ha habido un influjo del naturalismo y del positivismo que ha incrementado la actitud crítica frente a las construcciones de la metafísica idealista. Este condicionamiento posi­ tivista se advierte claramente en la obra de F. A. Lange, que trataba de confirmar la doctrina Kantiana (cuyo núcleo central radica para él en la conclusión de que sólo el mundo de los fenómenos es cognosci­ ble) desde una reflexión crítica sobre los resultados de la ciencia mo­ derna 3. 2. Este aspecto puede desarrollarse con las siguientes obras: A. Chiappelli, La funzione presente della filosofía critica, en Rivista filosófica 1899; A. Ste- riad, Uinterpretation de la doctrine de Kant por Vécole de Marbourg, París 1913. 3. Sobre esta influencia materialista en Lange puede verse A. Faggi, F. A. Lange e il materialismo, Florencia 1896.

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