PS_NyG_1988v035n001p0205_0220

PRESENCIA EN ESPAÑA DEL NEOKANTISMO 217 4 . E l m o n ism o c r í t i c o y e l m a t e r i a l i s m o d e K a n t Tenemos que referirnos otra vez al artículo en que Perojo comenta el discurso de Wundt. En el observamos que, cuando Wundt trata del dualismo establecido por Kant con la división de «fenómenos» y «cosa en sí», reconoce asimismo la imposibilidad del conocimiento de la cosa en sí y la posibilidad de penetrar en la naturaleza de los fenómenos pa­ ra conocer el fundamento inmediato de su aparición. Sin embargo, Wundt es consciente de que este dualismo es insostenible en el estado actual de las ciencias, dado que todas ellas tienden a ver en el mundo una unidad y a formar por tanto un conocimiento «monista» del mun­ do. Es precisamente la filosofía, en esa nueva función constructiva que Wundt le asigna, la encargada de formular, sin perder de vista los re­ sultados de las demás ciencias, el postulado metaempírico de la con­ cepción «monística» del mundo. Es claro que este monismo positivo se convierte en un supuesto conceptual de las ciencias particulares y sirve de puente entre la anterior metafísica idealista y la nueva metafísica inductiva, preferida por los neokantianos 13. Por otra parte Perojo señala que el monismo de las ciencias de que habla Wundt no puede ser un sistema más, como el del monismo idea­ lista, pues se trata de una concepción general del mundo en permanente contacto con el progreso de la ciencia positiva, pero sí está sobre todos los sistemas en cuanto que en los fenómenos y sus leyes debe haber una ordenación sistemática sujeta a la ley de causalidad. Al mismo tiempo Perojo subraya que este monismo no puede ser un idealismo ni un materialismo, sino que se trata de un monismo crítico, que reco­ noce los límites de la razón humana para determinar la esencia íntima de las cosas, y por tanto, no averigua si la naturaleza esencial de esta unidad es espíritu o materia. Sin embargo, en la formación de esa con­ cepción monista del mundo, la filosofía criticista, bajo el influjo de las corrientes positivistas, parece encaminarse hacia un evolucionismo crí­ tico como el de H. Spencer. Debemos tener en cuenta que este monismo crítico defendido por Perojo encontró oposición en otros sectores de la filosofía española. Así, por ejemplo, el escritor español Emilio Reus y Bahamonde ( 1858- 1891), en el primero de sus artículos en la «Revista Europea» sobre 13. Ver D. Núñez Ruiz, La mentalidad positiva en España , 149-150.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz