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216 IGNACIO DELGADO GONZALEZ esta última está iniciada por el mismo Kant en la refutación que hizo del idealismo en la segunda edición de su Crítica de la Razón Pura11. Otra de las ideas importantes expuestas aquí por Perojo, que cla­ rifican el tema de la relación de la filosofía con las ciencias en este mo­ vimiento neokantiano, es que la vuelta a Kant, como decía Nolen, no se concibe como un retroceso, sino como un verdadero progreso. Para entender esto hay que tener en cuenta, por una parte, que los progresos de las ciencias experimentales (Helmholtz, Rokitanskiz, Zóllner, Au- bert, Wundt) llegaron a resultados análogos a los de Kant, es decir, que no podemos conocer las cosas como son en sí, sino después que han sido modificadas por nuestras facultades psico-físicas; y por otra parte, que la desconfianza en las ciencias espirituales ante la multiplici­ dad y las contradicciones de los sistemas hizo ver que los problemas fundamentales estaban sin resolver y que era necesaria una nueva crí­ tica que limitara el poder de la razón para llegar a las afirmaciones so­ bre las cuestiones fundamentales. De esta manera han encontrado a Kant tanto las ciencias experimentales como las espirituales. Sin embargo, no todos los científicos y filósofos viven en este cli­ ma de acercamiento a Kant. Podemos referirnos, por ejemplo, al ar­ tículo del filósofo francés León Dumont, titulado «La Metafísica Po­ sitivista en Inglaterra - Jorge H. Lewes» 12, donde aquél alude a la crítica que el positivista Lewes ha dirigido a Kant por no haber ex­ cluido de su filosofía, más que aparentemente, lo suprasensible y haber continuado la antigua tradición metaempírica, gracias a su pretendido descubrimiento de los elementos a priori del conocimiento. Lewes pien­ sa que Kant ha confundido el conocimiento a priori con una condición a priori del conocimiento y, después de declarar que el conocimiento sólo era posible por la cooperación de un elemento a priori y de otro a posteriori, ha presentado el conocimiento a priori como radicalmente distinto del conocimiento a posteriori, cayendo en una evidente con­ tradicción. Lewes indica también que no es posible dar a las nociones a priori los caracteres de necesidad y de universalidad que Kant les atribuye, sino que todas las proposiciones que formulan cosas metaem- píricas son contingentes y sólo las que se fundan en la experiencia son inecesaria y universalmente válidas y verdaderas. 11. Perojo publicó en 1883 el primer tomo de la traducción española de la Crítica de la Razón Pura con la biografía de Kant hecha por K. Fischer. 12. R.E., T. V, núm. 71, 4-VII-1875, 21-29.

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