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PERCEPCION Y LENGUAJE 187 El acto de la percepción según la concepción basada en los datos sensoriales tiene dos momentos: a) una aprehensión exenta de error e indubitable; b) una interpretación falseable de esta aprehensión. Conviene recordar que esta división ya fue anunciada por Descartes en su tratamiento del error. Desde su ventana observa a los seres hu­ manos que pasan por la calle y se pregunta: «¿Qué veo desde la ven­ tana bajo sombreros y capas que podrían cubrir máquinas artificiales, cuyos movimientos pueden estar determinados por muelles? Pero juz­ go por esas apariencias que son seres humanos y así comprendo, exclu­ sivamente por la facultad de juzgar que tiene mi mente, lo que creí ver con mis ojos» 12. En éste como en otros lugares Descartes nos in­ vita a reflexionar sobre la posibilidad del error. El acto de ver se divi­ de por una parte en un registro pasivo por medio de los «sentidos ex­ ternos» y en la actividad de interpretar o juzgar por la otra. De este modo se quiebra la distinción general entre pasividad perceptiva y ac­ tividad pensante. El propio acto de percepción, supuestamente pasivo, se compone de aspectos pasivos y activos. Para elucidar esta distinción, se alude a la diferencia entre incorregibilidad —en cuanto ausencia de error— y duda. Por ejemplo, según Price el dato sensorial mismo se conoce de un modo «incorregible», ya que se presenta directamente a mi conciencia 13. El razonamiento sobre la ilusión perceptiva conecta con el aspecto fundamentalmente epistemológico del problema, a saber, el de cómo se llega a los objetos materiales a partir de datos sensoriales. Es éste un punto que ha ocupado mucho al fenomenismo y a los filósofos de los datos sensoriales de este siglo. Así, Ayer sostiene que «hay un acuerdo general entre los filósofos que hacen uso del término «dato sensorial», o alguno equivalente, en que el objeto inmediato de la expe­ riencia es siempre un dato sensorial y nunca una cosa material» 14. Hu­ me ya había afirmado que nunca percibimos nada fuera de nosotros mismos, que vivimos entre impresiones. «Podemos... concluir con cer­ teza que la opinión de una existencia continuada y distinta nunca surge de los sentidos» 15. Ello supone que adscribir una «existencia real y 12. R. Descartes, o . c ., 92. 13. H. H. Price, Perception, London 1963, 3. 14. A. J. Ayer, The Foundations of Empírica! Kncrwledge, London 1963, 4. 15. D. H ume , A Treatise on human Nature, vol, 1, Darmstadt 1964, reimp., 192.

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