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194 MARIA DEL CARMEN PAREDES MARTIN Apliquemos ahora estas conclusiones a la teoría de los datos sen­ soriales. Naturalmente no se puede decidir a priori el número de mo­ dos en los que el dato puede ser descrito. No puede haber una descrip­ ción última o definitiva del dato, ya que la propia exigencia de una des­ cripción completa responde a un planteamiento mal concebido. De lo anterior se sigue, en primer lugar, que existe la conclusión radical de que como lo que se descarta son implicaciones de las premi­ sas fundamentales de la teoría del dato sensorial, en concreto, que el dato es conocido de modo inmediato e indubitable, dicha teoría puede rechazarse como inválida y por ende puede dejarse a un lado su posi­ ción sobre el elemento pasivo de la percepción. En segundo lugar está la conclusión más particular de que el dato, al no admitir una descripción definitiva, no puede imponernos ninguna descripción en particular. No es aceptado pasivamente, sino que en sí mismo es constituido activamente por nosotros. Los sujetos que tienen el mismo dato pueden dar y seguramente darán diferentes versiones de él. Por consiguiente, la pasividad desaparece incluso a este nivel y junto con ella toda esperanza de conservar un realismo de fondo con la creen­ cia en un mundo dado sin más. El error de la teoría de los datos sensoriales puede localizarse en el tipo de ejemplos que ha tomado como punto de partida. Dado que el tipo de argumentación en que dicho punto de partida se apoya es el de la ilusión visual, su paradigma de la percepción ha de ser la ilusión sensorial. Hay que admitir que la posibilidad de la ilusión visual es un aspecto importante de la percepción. Pero esta ilusión no es el único aspecto que conduce a las diferencias entre percepciones de distintas personas. Al concentrarse en el tipo de error que surge al pasar de un espa­ cio bidimensional a un mundo tridimensional de objetos, el filósofo del dato evita sistemáticamente aquellos casos donde las diferencias entre los sujetos percipientes se dan en el nivel inferior de los datos, es de­ cir, el nivel en el que ostensiblemente no se requiere interpretación al­ guna y por lo tanto no hay error posible. 4. E l c o n t e x t o p e r c e p t i v o Conviene recordar que en filosofía la variación del paradigma pue­ de alterar todo el análisis de un concepto. Así, tomando ejemplos di­ ferentes de los anteriores, llegamos a una visión completamente distin-

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