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1 9 2 MARIA DEL CARMEN PAREDES MARTIN ma» significaría tanto como «una descripción completa» y ciertamente todos la comprenderíamos. Pero, ¿qué significaría una orden como ésta? No podría significar: «enumera todo lo que hay en el encerado», porque hay un sinnúmero de imperfecciones como restos de tiza, polvo, grietas, marcas... Pasa­ rían semanas sin que se terminara el trabajo. Generalmente se rechaza­ rían estas marcas, etc., como irrelevantes. Pero entonces de nuevo es­ taríamos describiendo algo en un contexto, en este caso aplicando el criterio de la relevancia. Puede objetarse, sin embargo, que al orden de «dar una descrip­ ción completa» no significa de suyo «dar una descripción relevante». Más bien estamos ante un caso en que se espera que no sea obedecida en su sentido más pleno. La petición es pertinente, sólo que no se tra­ ta de ejecutarla del todo. Así pues, no hay nada anómalo en la petición como tal, pero es imposible obedecerla por completo. Dejemos estas observaciones para más adelante, porque antes he­ mos de poner de manifiesto que una descripción «total», esto es, final o absoluta, en el sentido de la única completa, es imposible. Afirmar que podemos dar tal descripción absoluta implica que podemos enu­ merar todas las marcas del encerado. Y esto a su vez implica que hay una especie de depósito de tales elementos, de los que seleccionamos algunos según su importancia o relevancia. Se supone que este depó­ sito es el mismo para todos y que puede darse plenamente y de un mo­ do definitivo. Pero, ¿cómo elegimos o nos fijamos en los elementos o entidades que mencionamos en la descripción del encerado? Imaginemos que colocamos una fina cuadrícula sobre el encerado, de modo que queda dividido en un millón de pequeños cuadros, todos de igual tamaño. Supongamos que estos cuadros son tan pequeños que cada uno de ellos presenta para el ojo humano sólo un color uniforme de cierta intensi­ dad. Podemos describir cada cuadro indicando su posición en la cua­ drícula así como su color e intensidad. También podemos describir el encerado numerando cada cuadro y haciendo una lista de estos núme­ ros con su correspondiente color e intensidad. Con esta información cualquiera podrá construir un encerado como el nuestro. Lo anterior puede considerarse como un ejemplo práctico de una descripción «completa». Tal descripción nos permite construir el ob­ jeto exactamente y a la pregunta por la posibilidad de más de una des­ cripción completa puede responderse inmediatamente que existe tal po-

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