PS_NyG_1988v035n001p0159_0180

PROBLEMAS ONTOLOGICOS DEL LENGUAJE 179 Esta correspondencia isomórfica triàdica podemos de manera plás­ tica dejarla reflejada cotejando las siguientes afirmaciones del Tractatus: — Sobre la realidad «El mundo es todo lo que acaece» (1). «Lo que acaece, el he­ cho, es la existencia de los hechos atómicos» (2). — Sobre la lógica «La figura presenta los estados de las cosas en el espacio lógi­ co» (2.11). «La figura es un modelo de la realidad» (2.12). «La figura lógica puede figurar el mundo» (2.19). Y, por último, «La lógica no es una doctrina, sino un reflejo del mundo» (6.13). — Sobre el lenguaje «Llamo signo proposicional el signo mediante el cual expresa­ mos el pensamiento. Y la proposición es el signo proposicional en su relación proyectiva con el mundo» (3.12). «Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo» (5.6). Y, «la lógica llena el mundo; los límites del mundo son también sus límites» (5.61). De esta isomorfía vertebral sobre la que Wittgenstein construye su pensamiento, sobresalen dos aspectos. Uno denuncia explícitamente la no significación de la metafísica aristotélica y, en general, de toda metafísica abstracta. El motivo radica en la diversa concepción del ser que tiene Wittgenstein respecto a Aristóteles. Mientras para éste el ser es fundamentalmente sustancia, para aquel es algo cuántico, pura es­ tructura relacional, perceptible por los sentidos. El otro aspecto, en consecuencia, niega la capacidad de la mente para la intuición de esen­ cias o quididades. El nous aristotélico, así, se sacrifica en el Tractatus en aras del logos, de la pura función operacional lógica de la mente. La inteligencia queda reducida a mera razón y la esencia o sustancia a me­ ra estructura física, a «combinación de objetos». En ambas filosofías, sin embargo, se patentiza la concepción especular o reflejo del lenguaje. Este expresa el concepto y el concepto posee, como contenido inten-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz