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172 VICENTE MUÑIZ RODRIGUEZ simbólica propiciada por G. Frege y sistematizada y desarrollada por B. Russell. Intérpretes destacados de esta lectura del Tractatus son W. Schulz, Feibleman, Blanshard y A. Maslow. Este último, incluso, llega a comparar la obra de Wittgenstein con la de R. Carnap. En esta in­ terpretación, cuyo origen parece descansar en el mismo Russell, cobran especial relieve las cinco primeras proposiciones del Tractatus, dejando en penumbra las dos restantes. Algunos autores, dentro de esta visión anglòfona, re-interpretan el Tractatus desde las Investigaciones filosóficas, señalando que aquel es simplemente un juego más de lenguaje, el de la ciencia. Hartnack, por ejemplo, piensa que la filosofía neo-analítica del último Wittgenstein es la que da sentido a todo su pensamiento. Por este motivo, se mini­ mizan las relaciones del Tractatus con el neopositivismo, superando la concepción puramente sintaxista y aún semántica de sus lenguajes arti­ ficiales para centrarla en el lenguaje común u ordinario. Interpretan a nuestro autor de este modo, Urmson, Charlesworth y el ya citado Hart­ nack, entre otros. La lectura vienesa del Tractatus se fija de manera especial en el am­ biente de la Viena natal, donde Wittgenstein pasó los años de su ju­ ventud antes de marchar al Reino Unido. Las ideas, la cultura y el con­ texto social y político de aquella época, no cabe duda, ejercieron gran influjo en su filosofía posterior. Algunos llaman a esta lectura del Trac­ tatus, «interpretación ética», ya que las personas que más trataron a Wittgenstein insisten en que la ética era el centro de todos sus inte­ reses. Cartas íntimas del mismo Wittgenstein parecen apoyar con fuer­ za este punto de vista. En esta lectura, la última parte del Tractatus ad­ quiere una importancia muy superior a la del tema puramente lógico. Como representante más significativo de esta exégesis puede aducirse a Paul Engelmann, que caracteriza el pensamiento básico del filósofo austríaco por el propósito de separar la ética de todo basamento inte­ lectual. Estas dos ópticas interpretativas del Tractatus se ven enriquecidas por las de índole marxista (A. Schaff), estructuralista (Wuchterl), exis- tencialista (Ferrater Mora), hermenéutica alemana (K. O. Apel), que a veces se realizan forzando un poco el texto wittgensteiniano. A este respecto, conviene no olvidar la exégesis que del mismo texto se lleva a cabo desde la filosofía transcendental (Pears, Stenius) por la impor­ tancia que a ésta se atribuye en los orígenes del planteamiento lingüís­ tico en la filosofía analítica.

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