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FUTURO DESDE LA OCTOGESIMA ADVENIENS 73 c. Establecer «el equilibrio social». En una sociedad rebosante de bienes (opulenta) con grandes constantes: abundancia privada y deficiencia pública, hay que establecer una relación entre ne cesidades privadas y públicas, destinando cantidad de bienes a los servicios públicos para que sea posible la vida pública. Crear los servicios necesarios para que las personas puedan desarro llarse: lugares educativos, recreativos, culturales, ecológicos... Galbraith afirma que no basta con afirmar que se invierta en lo público, sino determinar qué servicios públicos son verdaderas necesidades sociales. La forma concreta que él encuentra está en un sistema tributario sobre la renta personal y la de las em presas, que pone a disposición de las autoridades una parte de la renta creciente para atender los fines públicos, distribuyendo según las necesidades, y repartiendo adecuadamente sin prefe rencias de sectores 11. Fanfani señala como características del capitalismo: a. Primado de la máxima ganancia personal con el mínimo gasto. b. Lucha contra todo lo que impida el máximo provecho. c. Potenciar todas las fuerzas que faciliten el máximo provecho. d. Espíritu de iniciativa individual, sobre todo exaltando la vida política y social en función de la iniciativa privada. e. Favorecer el desarrollo técnico. f. Primacía de lo económico. Define su espíritu como el espíritu económico que anima a la so ciedad y la empuja a obrar de una forma determinada: adquirir rique- 11. J. K. G albraith , La sociedad opulenta, Barcelona 1973. La grandeza de este libro está en haber señalado que después de dos siglos de capitalismo, sirven perviviendo las ideas clásicas sobre la producción, igualdad y leyes económicas; que el capitalismo sigue padeciendo los mismos males de siem pre. Y de ninguna manera podrá mantenerse esta sociedad opulenta que ha creado mientras no se atiendan las necesidades públicas sobre las privadas. Aquí está el gran reto de Galbraith. Lo que se duda es que el capitalismo sea capaz de hacerlo; si será capaz de renunciar al poder y al lucro. Quizás si lo hace no sea capitalismo. En su obra El nuevo estado industrial, nos señala los mismos caminos por donde hoy se dirige la producción económica: tec- noestructura y planificación, tanto en una economía capitalista como de corte marxista. En la línea de reforma capitalista se muestra F. Perroux, que cri tica la sociedad mercantil por lucrativa y coactiva, y se inclina por una eco nomía de las necesidades comunes y los servicios sociales, donde se da una intervención participada de los ciudadanos. Cfr. F. P e r r o u x , Economía y so - ciedad, Barcelona 1962 , 154-175.
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