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FUTURO DESDE LA OCTOGESIMA ADVENIENS 151 haciendo si cada grupo tiene en cuenta las necesidades de los demás. Esto implica una correlación entre los distintos grupos, y una atención para que todos y cada uno se sientan acogidos. Se trata de sentir sobre sí las necesidades de los demás. Aún afirma más la Gaudium et Spes sobre la construcción y bús­ queda del bien común. Si buscar el bien común es valorar y dar sali­ da a las necesidades de los otros, esta búsqueda se hace más justa si se la edifica sobre el interés efectivo por una vida digna en el hombre. El bien común pretende que todo hombre llegue al pleno desarrollo. Por esta razón hay que intentar llegar a ello facilitando todo aquello que cada ser humano necesita: alimento, vestido, vivienda, educación, trabajo. Para la Gaudium et Spes, pues, el bien común es una realidad alen­ tadora de la vida del hombre en todas sus dimensiones. Es preciso que el ser humano sea posibilitado en todos sus aspectos y virtualidades; que se vayan creando las condiciones de vida con las cuales las familias y asociaciones pueden lograr su propia perfección (n. 74). Es precisa­ mente por aquí por donde ha de ir encaminada la búsqueda del bien co­ mún: nuevas condiciones de relaciones, trabajo, vivienda, educación... En general todo aquello que favorezca el desarrollo humano. Es decir, el bien común ya no se limita a un estricto campo, sino que ha invadido aquellos lugares de los que había estado privado. Además es un conjunto de condiciones que han de destinarse al desarrollo de la persona humana; lo cual implica que dichas condiciones sean alcanza­ das por igual. Falta, con todo, especificar el origen de ese conjunto. La Octogésima Adveniens va a matizar los aspectos que señalan la Vacem in Terris y la Gaudium et Spes. Tiene un aspecto más general, más cercano a los anteriores, que se encuentra en el número 21: faci­ litar una vida digna. Directamente señala los aspectos del ecologismo e inventos humanos; pero la finalidad es la misma: que, a su través, se vaya alcanzando el bien común. Es decir, contribuyan al desarrollo del bien humano y su ser integral. Para que esto pueda lograrse, la car­ ta de Pablo VI invita a la responsabilidad tanto de los cristianos como de todos los demás hombres de buena voluntad. Todos han de com­ prometerse para que los medios de los que disponen se orienten hacia el bien de la comunidad humana. Démonos cuenta del alcance que esto tiene: el bien común, pues, aparece como el bien general del que todo el mundo tiene que participar. De aquí la responsabilidad general.

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