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FUTURO DESDE LA OCTOGESIMA ADVENIENS 145 La realidad bien común fomenta la concordia y colaboración (ver números 80, 117, 125, 127-128, 131, 133 de la MM y 85, 70, 100, 134, 135 de la PT). No permite que cada persona mire solamente por sí misma, que lo haga de forma desorbitada; invita y pide la preocu­ pación por los sectores más pobres; pone en contraste las distintas economías para establecer lazos y ayudarse; descubre las desigualdades entre los distintos sectores y apela por una equiparación; reconoce las libertades, el progreso, intercambio... Todas estas realidades, si se van logrando de forma progresiva, inevitablemente conducen a la concor­ dia y colaboración, y como el bien común las potencia, se deriva que él sea el promotor de las mismas. El bien común promotor de un orden jurídico justo (ver los núme­ ros 137, 140 de la PT; 84 y 75 de la GS; 24, 33, 34 y 35 de la PP). Debe afirmarse en estos momentos que el bien común se refiere no so­ lamente a lo económico. Su intencionalidad se centra en la atención a la persona en todos sus aspectos: social, higiene, cultura y religión. En este sentido se ve cómo el bien común ha crecido en intensidad. No se trata de conseguir solamente los bienes materiales, es prciso más: que la persona humana pueda desarrollar su vida de forma integral: todos los aspectos de su vida. Esto no es alcanzable sino a través de un orden jurídico que lo garantice. La conciencia de desarrollo del ser hu­ mano es una conciencia a nivel mundial; los problemas del hombre y de la sociedad son problemas mundiales. Es necesario que se fomenten los verdaderos valores para el hombre, y esto se conseguirá si se va es­ tableciendo un orden jurídico que recoja las aspiraciones de la huma­ nidad. Expuesto esto nos preguntamos: ¿Qué alcance tiene el bien co­ mún? Desde los textos señalamos tres aspectos del mismo. En primer lugar que intenta ser un ordenamiento para la comunidad mundial. Así en Pacem in Terris. En segundo lugar ha de proveer las necesidades de todos los hombres. Así aparece en Pacem in Terris y Gaudium et Spes. Y en tercer lugar abarca no sólo proveer necesidades, sino también pro­ mover la intervención de todos para que aquellas sean factibles. Así en Gaudium et Spes y Populorum Progressio. Recogidas estas características del bien común en los textos del Ma­ gisterio anterior a la Octogésima Adveniens, ha llegado el momento de pararnos a hacer el examen en la carta de Pablo VI en lo referente al contenido del bien común. 10

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