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FUTURO DESDE LA OCTOGESIMA ADVENIENS 133 Desde una mirada amplia a los textos se nos ocurre pensar que hay una preocupación profunda por encontrar como la clave que resuelva los conflictos humanos. La sociedad está rota, dividida y enfrentada. Una parte de la sociedad, que son los trabajadores, sufren la miseria y el abandono, mientras una minoría abunda en la opulencia. Esta no solamente posee sino que domina sobre aquella que se siente impotente. Así es la situación descrita por la Rerum Novarum en el número 23; la sociedad humana vive en un profundo antagonismo sin posibilidad de reconciliación mientras se mantenga la marcha normal de los acon tecimientos. Es preciso la búsqueda de un nuevo camino. Los textos de León X III y Pío X II, examinando la realidad con creta, exponen las diferencias que, aunque por naturaleza las tiene que haber entre los hombres, ya que los talentos y habilidades son diver sos, como aparece en la Rerum Novarum, número 13, han creado los mismos hombres con su actitud egoísta. No se han mirado las diferen cias en orden a la complementariedad, sino en orden al dominio. Los textos invitan a que cada persona pueda adquirir lo que necesita para una vida digna. Porque, si bien es cierto que hay diferencias entre los hombres, existe una igualdad fundamental: el aspecto societario del hombre: Rerum Novarum, 24, del que nadie puede desligarse; y esto se desvirtúa o elimina, bien porque no se deja participar de los bienes de la sociedad, bien porque no se permite colaborar con su aportación al bienestar general. En un segundo momento los textos precisan el esfuerzo por aten der las necesidades humanas. La vida del hombre no es solitaria, sin conesxión con los demás, como señala el liberalismo ( Libertas, 12). Este ha contribuido a la excisión de la vida en sociedad y ha hecho po sible la búsqueda solitaria y la inviolabilidad de la vida humana desde la clave de la persona recogida sobre sí misma. El «yo» y los intereses personales están por encima de los demás. Así la convivencia queda adornada de luchas entre intereses individuales. Frente a esto es pre cisa que estén presentes las necesidades de todos los ciudadanos, prin cipalmente de aquellos que son más débiles. No puede extrañar que se encaminen hacia la búsqueda de un principio que suprime el interés par ticular por el de la necesidad humana y que, por lo mismo, se hable de control en la posesión de bienes (RN 24 y 49; QA 110). En un tercer momento los textos señalan un camino a seguir. En los primeros textos no aparece con claridad la determinación de un principio rector de la vida humana, pero puede afirmarse que se está
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