PS_NyG_1988v035n001p0065_0157

FUTURO DESDE LA OCTOGESIMA ADVENIENS 117 El cristiano, pues, una vez leído el documento del Papa, lo único que tenía que hacer era seguir fielmente las enseñanzas que en él se encontraban ya que en ellas se hallaban la solución a todos los proble­ mas relativos a la vida en sociedad. La Iglesia, que posee la verdad sobre el hombre, y que se siente madre de todos, vela por todos sus hijos; y cuando están en dificultades tiene que decir una palabra de ánimo y orientación; e incluso de solución, ya que la fuerza se la co­ munica de lo alto. Por esta razón el cristiano sigue ciegamente la ense­ ñanza propuesta. Ciertamente que no se duda de que la Iglesia orienta y guía a los cristianos, como aparece en la Redemptor Hominis de Juan Pablo II, numero 7, pero siempre estableciendo responsabilidades en cada uno de sus miembros. Esto, poco a poco, y sobre todo a partir del Vaticano II, va toman­ do un rumbo diverso. La Iglesia, como anunciadora de la verdad evan­ gélica, tiene una palabra que decir a los acontecimientos de los hom­ bres; pero no tiene soluciones para todo, sobre todo si éstos son de orden técnico que nada tiene que ver con el Evangelio. La carta Octogésima Adveniens se coloca en esta línea. Es cierto que la Iglesia tiene que buscar un orden justo y veraz, pero ni ella ni el Evangelio señalan un modelo concreto. Estas son sus palabras: «En medio de las perturbaciones e incertidumbres de la hora presente, la Iglesia tiene un mensaje específico que proclamar, tiene que prestar apoyo a los hombres en sus esfuerzos por tomar en sus manos y orien­ tar su futuro». «Frente a situaciones tan diversas nos es difícil proponer una solución con valor universal. No es este nuestro propósito» 103. Como puede verse el documento papal no ofrece ninguna «tertia via». El rumbo es totalmente diferente, como más adelante veremos. Lo que nos viene a indicar es que, si bien es una obligación moral que la Iglesia tiene que comprometerse con los hombres en la búsqueda de un futuro, ella sin embargo no puede ofrecer un modelo de futuro; más aún, ésta no es su misión. ¿Surge aquí una negación de toda la doctrina anterior? Vamos a intentar clarificarlo. la segunda se expone la novedad desde la triple dimensión: situación real, solución liberal y socialista, y mensaje cristiano. 103. OA 5 y 4, en o. c., 496-498. Ya estos textos los empleamos anterior­ mente; el primero cuando hablamos del nuevo rumbo emprendido por la doc­ trina social. No queremos ahora repetir lo que allí se dijo, sino que los uti­ lizamos en una perspectiva diferente: ¿modelo cristiano o no de sociedad?

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz