PS_NyG_1988v035n001p0065_0157

FUTURO DESDE LA OCTOGESIMA ADVENIENS 67 En lo cultural. En la sociedad medieval abunda el «teocentrismo». Dios es el que dirige la historia humana; y todo camina y marcha se­ gún El quiere; rector del hombre y el mundo. En lo político. La autoridad viene de Dios. El es el fundador de la misma y del derecho. Por tanto, la autoridad es sagrada y tiene que ser obedecida; nadie puede oponerse a la misma. Uno dirige y los demás le siguen. Poco a poco, irá surgiendo una reacción contra esta sociedad que no tiene y puede buscar un camino nuevo. Es el Renacimiento quien sentará las bases que después recoge el liberalismo y las reinterpreta 3. a. El hombre tiene que ser la medida de todas las cosas. Es auto- suficiente y autónomo. b. El hombre es creador. c. Como consecuencia, el hombre exigirá una serie de libertades tanto políticas como religiosas. A estas ideas del Renacimiento hay que agregar, por una parte, las ideas filosóficas del Racionalismo (siglo XV II-XV III)4. Para este la ra­ zón es el único fundamento de la verdad y, por tanto, la legislación para la sociedad es la razón. Por otra parte, se siente la necesidad de un impulso creciente de aumento de riqueza para vencer la pobreza existente, implantando un nuevo sistema económico. Sobre estas bases, recogiendo sobre todo las ideas de libertad del Renacimiento y de la filosofía racionalista, aparece el liberalismo pre­ sentándose como salvador de la miseria económica y opresión política de muchos hombres. Podríamos decir que los dos grandes principios liberales son: a. Libertad económica para producir y desechar toda miseria. b. «Libertas» política para combatir toda tiranía del estado. Ciertamente que, sin ni siquiera intentarlo, el mundo medieval con­ tribuyó a la aparición del liberalismo. Los «liberalistas» no podían comprender que todo estuviera perfectamente determinado y que la economía estuviera detalladamente estructurada hasta el punto de te­ ner que seguir siempre en la misma situación y conservar la miseria de muchos. Muy por el contrario, percibieron que, si es verdad que la economía está regida por leyes, también es cierto que tales leyes son 3. Ver Renacimiento, Sacramentum Mundi, VI, 6-13. 4. Ver Racionalismo, ibid., V, 740-746.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz