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8 2 JOSE BULLON HERNANDEZ verdad de las relaciones humanas, el grado de participación y respon­ sabilidad, no son menos significativos e importantes para el porvenir de la sociedad que la cantidad y variedad de los bienes producidos y consumidos. Superando la tentativa de quererlo medir todo en térmi­ nos de eficacia y de cambios comerciales, en relaciones de fuerza y de intereses, el hombre desea hoy sustituir cada vez más estos criterios cuantitativos con la intensidad de la comunicación, la difusión del sa­ ber y de la cultura, el servicio recíproco, el acuerdo para una labor común. ¿No está acaso el verdadero progreso en el desarrollo de la conciencia moral, que conducirá al hombre a tomar sobre sí las soli­ daridades ampliadas y abrirse libremente a los demás y a Dios?»29. Sociedad de poder y dinero. La sociedad aportada por el capitalismo es una sociedad de fuer­ zas y tensiones. Existen contrastes sociales porque existen intereses opuestos. «Por todas partes se presenta difícil el diálogo entre una juventud por­ tadora de aspiraciones, de renovación y también de inseguridad ante el futuro, y las generaciones adultas». «Así mismo, en muchos países, una legislación sobre la mujer que ha­ ga cesar esa discriminación afectiva y establezca relaciones de igual­ dad de derechos y de respeto a su dignidad, es objeto de investigacio­ nes y a veces de vivas reivindicaciones»30. «Todo hombre tiene derecho al trabajo, a la posibilidad de desarrollar sus cualidades y personalidad en el ejercicio de su profesión, a una remuneración equitativa que le permita a él y a su familia una vida digna en el plano material, cultural y espiritual, a la asistencia en caso de necesidad por razón de enfermedad o edad»31. Esto indica que ciertos sectores han estado privados de algo que les pertenecía, y que esto mismo desvela que la sociedad capitalista es dominante y promueve una sociedad de clases que luchan por conquis­ tar sus intereses, cosa alcanzable si se llega al poder. 29. OA 41, en o. c., 518. Está claro que las manifestaciones del capitalismo son rechazadas. Más discutible es si la Octogésima Adveniens condena su ló­ gica interna. Sobre este problema puede verse el artículo de B. S orge , Capi­ talismo, en Capitalismo, scelta di classe, socialismo, Roma 1973, 9-40. 30. OA 13, en o. c., 502, No se describen ya exclusivamente los choques de patronos-obreros, como se ve en el número siguiente. Los estratos más fun­ damentales de la sociedad están enfrentados de forma prácticamente irrecon­ ciliable. Siempre hay una lucha por la instalación del poder de uno. 31. OA 14, en o. c., 503.

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