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FUTURO DESDE LA OCTOGESIMA ADVENIENS 81 tad sea cumplida; e indudablemente se establecerá una lucha constante por el poder y una diferencia entre aquellos que lo consiguieron y los que se quedaron en la cuneta. Esta cada vez será mayor, ya que quien tiene el poder económico terminará alcanzando el político y conseguirá que la sociedad viva conforme al ideal y forma que él ha inventado de acuerdo con sus ideas. Sociedad del bien individual. No podemos valorar el actual capitalismo al mismo nivel que el pasado liberalismo. Este último prescindía de cualquier control que pusiera límites a la persona, la cual se desenvolvería a su aire en orden a alcanzar su bien sin plantearse el bien general. La sociedad estaba organizada según intereses particulares suma­ dos; o dicho de otra forma, la sociedad es una suma de individuos 28, con cuyo concepto aquello que predomina es el interés aislado. Este viene expresado en la dimensión «cuantitativa» capitalista (Galbraith). El capitalismo actual admite, e incluso exige, la intervención del poder público como protector del bien común por encima de clases y partidos. Así, parece dar la impresión que la sociedad ofrecida por el capitalismo es la del bien común sobre el individual. Pero ciertamente esto no es pensable porque, como veremos, en la sociedad del «bien común» no hay primacía de intereses, mientras que en la sociedad oc­ cidental los intereses particulares absorben a los comunes. Primero, cada persona piensa en adquirir situación y comodidad, y después atien­ de las necesidades de la comunidad; nunca en la sociedad capitalista se puede invertir los términos al predominar la libertad individual. Si bien es verdad que abiertamente no habla la Octogésima Adve - niens del tipo de sociedad ofrecida por el capitalismo o neocapitalismo y sí de la del liberalismo, a la que termina condenando por asentar sus bases en la eficacia económica, en la defensa ilimitada de la libertad, en la búsqueda de poder, como puede verse en el número 26, nos aven­ turamos a interpretar el número 41 en el sentido de rechazo del capi­ talismo, porque priva de verdaderas relaciones humanas, responsabili­ dad y participación: «Sin duda se han denunciado, justamente, los límites y también los perjuicios de un crecimiento económico puramente cuantitativo, y se desean alcanzar también objetivos de orden cualitativo. La forma y la 28. OA 35, en o. c., 514. 6

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