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422 CELINA A. LERTORA MENDOZA na el esse con la existencia y el posse con la esencia; la existencia, pues, sólo actualizaría una parte de las posibilidades esenciales En la segun­ da variante, también usado en sentido inverso a la tesis, se relaciona con el movimiento de direccioines posibles infinitas, pero que nunca puede actualizarse en todas simultáneamente. En la tercera, con la eter­ nidad en el sentido de infinita duración. Los planos lingüísticos no es­ tán bien distinguidos, de lo cual resulta una cierta confusión, incluso redaccional. Pero observemos, sobre todo, que aquí se ha introducido una variante metafísica en un comentario a la Physica, es decir, se tomó la predicación de necesidad y contingencia física en un sentido mucho más amplio, que incluye la cuestión metafísica de la esencia y existen­ cia (no planteada por el texto original) y que en definitiva se desvió de ruta: si se parte de un planteo metafísico no puede darse una respues­ ta física. «Quinto queritur de hoc quod dicitur in litera quod in perpetuis non differt esse et contingere vel posse. Et videtur quod sit falsum: esse est ab essentia sicut posse a potentia; set in quolibet citra primum differt essentia et potentia; ergo in quolibet citra primun differt esse et posse. Ad idem: in intelligentia, quod est perpetuum, differt posse se transferre ad locum et esse translatam in locis, quia potest trans- ferre se secundum quod vult ad loca infinita, unde modo in oriens, modo in occidens, non tamen translata est infinitis in locis, ergo in eo differt posse et esse. Ad idem: perpetua, ut celestia, esse non ha- buerunt ab eterno, tamen posse esse ab eterno habuerunt: unde ab eterno fuerunt in potentia conditoris, ergo etc.» ( Quaest. supra IV Lib. Phys. Arist. (in Illm); ed. Steele, Fs. VIII, 149). Síntesis final Se ha dicho y repetido con insistencia que la principal preocupación baconiana no fue teórica sino práctico-religiosa y ética. La teología es­ peculativa sólo le intereso en la medida necesaria para fundamentar la moral. Por la misma razón el tema de la infinitud divina no fue abor­ dado por su intrínseco interés teórico, sino en cuanto es el polo de ten­ sión de la creatura, el ente finito. Para hacer comprender mejor esta abismal distinción, Bacon polarizó el concepto de infinito, que en la tradición medieval, heredera de la griega y la patrística cristiana, había alcanzado una cierta ambigüedad debida a la multiplicación de signifi­ caciones.

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