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LA CAUSALIDAD SEGUN G. DE OCKHAM 389 a Ockham a enfocar el análisis de la causalidad desde una perspectiva de la metafísica del singular. Proclamada la exclusiva existencia de sustancias y cualidades singulares, es preciso buscar en el haber propio e irrepetible de cada singularidad el ser y estatuto propio que a tal rea­ lidad le corresponde. La fenomenología descriptiva de la causalidad se centra, así, en el análisis de cada singular concreto como único material cantante y sonante en el ámbito del ser. Lo primero que es necesario resaltar es que la causalidad no es una relación entre la causa y el efecto, que signifique algo realmente distinto de aquello a lo que llamamos causa o efecto. Ni la acción por parte de la causa, ni la pasión por parte del efecto son algo real y ob­ jetivamente diferente de aquello que entendemos como causa o efecto. Ockham sostiene, con toda claridad, que nada distinto de las cualidades y sustancias singulares significa la acción de unas sobre las otras. «Tal predicamento no expresa realidad alguna que sea distinta del predica­ mento cualidad o sustancia» 38. Al mismo tiempo, recalca que es con­ forme al pensamiento de Aristóteles la identidad real entre agente, ac­ ción y causa; «creo —dice Ockham— que la opinión de Aristóteles era que tal predicamento no es ninguna realidad, salvo cierta ordena­ ción verbal, expresiva de la actividad que implica el que algo haga algo distinto, de tal manera que algo se afirma de otro, y expresa la activi­ dad realizada por el agente; v. gr. lo que calienta, hace cosas o se rea­ liza a sí mismo» 39. La identidad real entre agente y acción nos obliga a sostener que la acción y la sustancia se identifican40, sin que ello exija sostener que en todo momento las sustancias se encuentran en acción. Mantener la identidad real entre acción y sustancia no exige reducir la sustancia a acción, ya que las propiedades de ésta no definen el ser de la sustancia. La acción puede ser más o menos intensa, variar en caunto a su con­ tenido, y, sin embargo, tales propiedades no son definidoras de la sus­ tancia. «A este predicamento le conviene la contrariedad, calentar o 38. Summa logicae, I pars, C. 57, p. 183. 39. «...No fue Aristóteles de la opinión que acción y pasión sean realida­ des distintas de las realidades absolutas, su intención es atribuir predicativa­ mente tales connotaciones a los singulares, dado que, con propiedad, se pue­ de decir que tales cosas actúan y sufren» (Exp. Aur., Líber Praedicamentorum, C. 16. De sex aliis praedicamentis); «...Tal relación no es cosa alguna fuera del alma, distinta de las realidades absolutas» ( Quodl. VI, Q. XIII); «...son dos nombres que se refieren no a los objetos (lenguaje de objetos) sino a los conceptos de las cosas, utilizados por los sujetos» ( Qudol. VII, Q. IX). 40. Cfr. Ibid.

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