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388 J. RAMON LOPEZ VAZQUEZ de las creaturas e identidad absoluta entre materia y forma, son pre­ supuestos suficientes para tener como innecesario y fútil cualquier es­ quema causal, a la hora de establecer la relación entre el que crea y lo creado. La causalidad de la materia es ser informada, la de la forma in­ formar; igualmente la causalidad del fin no es otra cosa que ser amado y deseado de forma eficiente, sin este deseo y amor el agente no produ­ ciría su efecto» 32. Ninguna de tales dimensiones es necesaria desde una teología de la omnipotencia, la contingencia de lo creado y la acción conservante; lo que no es necesario, en la mente pragmática del autor inglés, debe tenerse y entenderse como innecesario; por lo tanto, pro­ cede su eliminación. 2. Presupuestos metafísicos Si de una perspectiva teológica pasamos a enfocar el tema desde las exigencias de la realidad existente y sensible, nos encontramos con va­ riantes difícilmente compatibles con un esquema causal. En el ámbito de lo real, la causalidad implica mantener una dimensión de necesidad entre la causa y el efecto. «En un sentido se entiende la causa como aquella realidad que tiene a otra realidad como efecto, de esta forma se puede entender por causa aquello cuya presencia o ausencia origina la correlativa presencia o ausencia del efecto» 33. Por otra parte, la necesidad, inherente a la presencialidad, exige mantener perfectamente diferenciadas ambas realidades; «el efecto de­ pende esencialmente de su causa, sin embargo ésta y aquél son realmente diferentes, de tal forma que tanto la causa como el efecto son realidades absolutas en sí mismas»34. La necesidad de mantener el carácter ab­ soluto de cada singular35; la ausencia de cualquier realidad común que sirva de lazo unitivo entre la causa y su efecto 38; la reducción de to­ dos los predicamentos a sustancias y cualidades singulares37, obligan 32. Quodl IV „ Q. I. 33. I Sent., Dist. XLI, Q . I, F. 34. I Sent., Dist. XXX, O. L, N. 35. Cfr. J. L argeault , Enquéte sur le nominalisme, París 1971, 9ss; P. Vig- na u x , El pensamiento en la Edad Media, México 1954, 169 y ss; A. M aurer , Ockham’s Razor and Chatón anti-Pazor, en Medieval Studies 46 (1984) 464-475. 36. Cfr. T. de A ndrés , El nominalismo de G. de Ockham como filosofía del lenguaje, Madrid 1967, 27ss. 37. Cfr. Exp. Aur., Liber Praedicamentorum, Caput 7, Summa logicae, I pars, C. 41, ip,p. 11lss de Ja Ed. de Boehner, Franciscan Inst. Publications, St. Bonaventure, N.Y. 1974.

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