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384 J. RAMON LOPEZ VAZQUEZ la secuencia temporal, no se ve la forma de dar explicación a un pro­ ceder causal donde el efecto ha de seguir a la causa tal y como una de­ finición operativa de la causalidad exige: «se requiere alguna realidad absoluta para explicar el existir de las clases de causas... todo aquello que puesto, origina una realidad distinta de sí misma, es causa de lo originado» 13. La dificultad mental de entender en términos causales la creación eterna con respecto al creador es un dato y presupuesto, que contribuirá a encaminar la filosofía de Ockham por senderos distintos a los de la causalidad. Esta, si la creación se entiende desde la eterni­ dad, es una relación establecida al margen de toda temporalidad y, por lo mismo, difícil de entender lógicamente. De esto se deriva la tesis ockhamista de entender la relación entre Dios y las creaturas en tér­ minos de conservación con preferencia a la causalidad eficiente; «to­ mando la causa como un nombre que designa e interviene en el ser de algo que anteriormente no existía, en este sentido la causa precede al efecto. Ahora bien, si por causa se entiende aquello que conserva el efecto sin interrupción, en este sentido puede ser posterior» 14. No ca­ be duda que la opción ockhamista por la vía de la conservación, en or­ den a explicar la relación entre ambas realidades, emane de la necesidad de prescindir del esquema antes-después que una creación desde toda la eternidad conlleva. ¿La relación conservante-conservado no es una relación causal? Lo es en menor grado que una relación de causalidad eficiente, dado que en la conservación se produce una operación de asistencia y manteni­ miento, pero, en modo alguno, una acción transitiva de real y positiva donación de existencia al efecto, tal y como la causalidad requiere. «Aquello que, una vez puesto, origina otro distinto y no puesto no se origina, se puede considerar como causa del segundo» 15. La conservación cae dentro de la causalidad, pero en su forma más lata y menos intensa; de no ser así, no habría forma de intentar rela­ cionar y entender lógicamente tal relación, «todo efecto depende sufi­ cientemente de sus causas esenciales adecuadamente dispuestas y correc­ tamente organizadas; si esta hipótesis no fuera verdadera no habría 13. I Sent., Dist. I, Q. III, p. 417, lín. 1-4. 14. II Sent., Q. V, X. 15. Quodl. III, Q. XVIII. «Causa, propiamente dicha, es aquello que causa, no a través de algo realmente distinto, sino por sí misma, de tal manera que si se da en la realidad, y se elimina todo aquello que no pertenezca a la cla­ se de las causas, se puede seguir el efecto. De esta forma, el calor es causa «per se», y no a través de ninguna otra cosa, de los fenómenos calóricos» (/ Sent., Dist. II, Q. X, p. 345, lín. 15-29).

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