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4 0 0 J. RAMON LOPEZ VAZQUEZ se conforme al hilo del tiempo, por intervención de agentes externos o evolución de virtualidades internas; la materia es extensa en todo momento97, y como tal debe analizarse y estudiarse. La modernidad del concepto de materia como extensión o masa 98 nos obliga a enten­ derla como algo impenetrable 99 y, por lo mismo, cognoscible desde la intuición sensible. En segundo lugar, los presupuestos gnoseológicos nos han aclarado la suficiencia del singular como objeto de conocimiento científico. La ciencia versa sobre lo singular. Para confirmar una hipótesis o verificar una proposición es suficiente un sólo singular; no busca Ockham ele­ mentos de universalidad agazapados dentro de cada singular; le basta con singulares materiales, sensiblemente comprobados, para dar por verdadera cualquier proposición teórica. La ciencia expresa en concep­ tos lo que cada singular es; para ello no se requieren las causas extrín­ secas, ajenas a las exigencias entitativas del mismo; pero tampoco las causas intrínsecas, ya que dentro de cada singular no hay coprincipios heterogéneos; cada singular se compone de materia extensa, irrepetible y distinta en cada caso, por ello no es posible conocer un singular por otro 10°. Los presupuestos metafísicos y gnoseológicos, pues, junto a la consabida pretensión de no multiplicar sin necesidad, ni los métodos, ni las explicaciones, ni mucho menos, las realidades, son tres razones suficientes para eliminar las causas intrínsecas como modelo explica­ tivo de la intrínseca constitución de cada singular. La materia pierde su condición de coprincipio intrínseco y se convierte en el único dato a considerar por parte de científico, a la vez que en la condición ne­ cesaria que los agentes naturales necesitan para dar razón de los dis­ tintos cambios físicos. nada más que pura extensión» (E. G ilson , El ser y los filósofos, Pamplona 1979, 164)). 97. «La cantidad es la realidad que tiene partes distintas y distantes» (De Sacr. Alt., Q. III); «La cantidad no se distingue realmente de la sustan­ cia» ( Ibicl .). 98. J¡. A. W eisheipl , Matter in Fourteenth Century Science, en The concept of matter, Unv. of Notre Dame 1965, 157 y ss. 99. «Un cuerpo expulsa a otro cuerpo del lugar que ocupa... salvo que mi­ lagrosamente Dios lo impida» ( III Sent., Q. XIV, R). 100. «En el conocer, de forma inmediata es aprehendida la misma reali­ dad sin intermediarios entre el acto de conocer y la realidad...» (I Sent., Dis. XXVII, Q. III, J).

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