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398 J. RAMON LOPEZ VAZQUEZ eficiente cuyo efectivo cumplimiento no podemos verificar de forma absoluta por nuestra sensibilidad. Pero sigamos nuestro análisis en torno al ser del efecto, para fijar con claridad qué tipo de «esse» es el que la causa proporciona al efec­ to. Al respecto, el pensamiento general de Ockham es claro: el efecto es una entidad singular. El Doctor singular no establece ningún tipo de distinciones dentro de cada singular. No hay ni esencias comunes, ni existencias uniformes; cada singular es irrepetible y único, cada in­ dividuo agota su ser en existir; por lo mismo, recibe de la causa su existir. Mantenerle en su existencia será labor de la causa primera 88, darle la existencia como singular diferente es operación que pueden realizar las causas segundas, como causas parciales que contribuyen a transformar unos seres en otros 89. La causalidad de los seres naturales no crea ni produce de la nada el efecto, sólo transforma la materia en orden a que existan nuevos seres, nuevas existencias. Por esta razón no existen naturalezas uniformes de las que participen los singulares, cada uno es algo nuevo en su entidad, sin que, por ello, sea creado de la nada. Esta es la razón por la que, cuando quiere tender el puente en­ tre Dios y las creaturas, opta por la conservación de la existencia y por la vía de la causación tal y como anteriormente queda expuesto. Pero, además, es una segunda razón para dejar la causalidad mi- nusvalorada, en cuanto a su relevante papel en el surgimiento de nue­ vos fenómenos, en favor de la intervención divina. «Digo que Dios obra mediante causas segundas, bien porque colabora con ellas o bien por­ que produce lo que producen ellas de forma inmediata» 90. Omnipotencia, creación, conservación, son tres atributos divinos que resaltan el contingentismo de la existencia de cada singular, ami­ noran las exigencias de la causalidad y abren el camino hacia un con­ cepto de causalidad que únicamente exige la presencia-ausencia simul­ tánea de dos existencias; para entendernos, y hablar en términos se- cuenciales y temporales, a una la llamaremos causa y al otro efecto. Ockham no llegó ni llevó a sus últimas consecuencias tales presupues- 88. «Producir o crear respecto a Dios y conservar no son operaciones di­ ferentes, porque nada puede ser producido por El que por El no sea conser­ vado» (II Sent., Q. X, H); «...La creatura no puede crear libremente, ya que para ser libre necesita querer; pero puede querer infinitas cosas y sin em­ bargo no puede producirlas, por tanto... no puede crearlas libremente» (II Sent., Q. VII, E). 89. Cfr. II Sent., Q. XVIII, O. 90. II Sent., Q. V, R.

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