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LA CAUSALIDAD SEGUN G. DE OCKHAM 393 otro, convierte a las premisas en causas de la conclusión «por ello el Filósofo dice que son causas de la conclusión» 63. Ahora bien, en el es­ quema metafisico de Ockham, cada singular ha de ser conocido en sí mismo y cada proposición aclarada por sus propios términos. La demos­ tración, para Ockham, exige que el conocimiento de la conclusión sea la razón del conocimiento de la conclusión, para que podamos hablar de causalidad de una con relación a las otras. Como buen intuicionista, prefiere siempre las demostraciones directas a las indirectas, el cono­ cimiento de cada término por sí mismo al conocimiento mediado por otros términos. La continencia virtual, el conocer nocional, la priori­ dad en cuanto a la perfección o a la temporalidad de unos conocimien­ tos sobre otros, no son esquemas que respondan a la mentalidad de un intuicionista, amante sólo de lo que su capacidad cognoscitiva, de for­ ma directa e inmediata, le roporciona. «No responde a la razón del su­ jeto contener virtualmente los atributos... el conocimiento de la causa no contiene virtualmente el conocimiento del efecto; por lo tanto, aun en el supuesto que el sujeto contenga virtualmente los atributos, el co­ nocimiento del sujeto no contiene el de sus atributos» 64. Claramente, excluye Ockham la posibilidad de conocer la causa por el efecto y vice­ versa, y ello sin cuestionar ni poner en tela de juicio la dependencia en el orden del ser entre ambas realidades; «ninguna realidad, ni co­ nocimiento de una realidad nos puede llevar, como causa, al conoci­ miento de cualquier otra realidad existente fuera del alma» 65. Ni to­ mada la causalidad en sentido ontològico, ni en sentido derivativo y cognoscitivo, ni como esquema que busca mantener un orden entre rea­ lidades diversas, podemos sostener su validez universal. Para Ockham nunca el conocimiento de una realidad es causa suficiente del conocer de otra realidad distinta, porque «cualquier realidad puede ser conocida esencialmente sin necesidad de conocer otras realidades extrínsecas a la misma» 66. La razón es muy clara en el franciscano: «Cualquier rea­ lidad absoluta, ...se puede conocer intuitivamente... y el conocimiento de una realidad no contiene el de otra» 67. Cuando Aristóteles coloca la causa como parte de la definición68, se debe a que no toma como 63. / Sent., Pról., Q. VI, p. 182, lín. 19^20. 64. / Sent., Pról., Q. IX, p. 229, lín. 2-10. 65. ISent., Dist. Ili, Q. VIII, p. 528, lín. 8-10. 66. / Sent., Dist. Ili, Q. II, p. 414, lín. 13-15. 67. ISent., Pról., Q. IX, p. 231, lín. 7-10. 68. «Aristóteles quiso colocar la causa como parte de la definición» (/ Sent., Pról., Q. V, p. 176, lín. 19). 5

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