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392 J. RAMON LOPEZ VAZQUEZ se formula en términos de presencia-ausencia 54 de tales realidades ma­ teriales. Con ello, la causalidad como ley del se r55 acabará recluyén­ dose en el ámbito del humano pensar 56 y decir 57, lejos de cualquier exigencia ontológica58, tal y como los presupuestos metafísicos lo 59 exigen . 3. Presupuestos gnoseológicos Advenidos a este lugar, Ockham se preocupa por el análisis de la causalidad desde las exigencias del pensar humano. Eliminada la causa­ lidad como categoría ontológica, es, sin embargo, necesario mantener la distinción real entre causa-efecto; «se llama causa eficiente aquella a cuyo existir real se debe el existir del efecto como algo totalmente distinto de su causa» 60; y seguir defendiendo la causalidad como ex­ presión de la dependencia del efecto con relación a la causa: «aquello de lo cual depende algo, de tal forma que sin él en modo alguno podría darse, se llama causa»61. Mi propósito aspira a demostrar que, pese a proclamar la dependen­ cia del efecto con relación a la causa, no es necesario el conocimiento de la causa para poseer un conocimiento perfecto y propio del efecto. El principio de causalidad, en un mundo de sigulares absolutos, sobra como esquema científico. Tampoco el esquema causativo, como priori­ dad de las premisas con relación a las conclusiones 62, responde a la falsa hipótesis que supone que a unas cosas se las conoce por otra. La demostración, como método de derivar un conocimiento a partir de 54. Cfr. I Sent., Dist. XXX, Q. II, C; «...cuando variada la causa... no va­ ría el efecto... no es causa total o no es causa...» (/ Sent., Dist. XLV, Ck I, D). 55. «Si la causalidad fuere alguna diminuta entidad, entonces cualquier agente creado, al obrar, necesariamente cambiaría y adquiriría algo nuevo. De esta forma, cuando el sol calienta los cuerpos materiales, adquiriría tan­ tas novedades cuantas cosas calienta»; lo que es absurdo ( Quodl . VI, Q. XII). (Lo subrayado es nuestro). 56. «La relación es posterior a su término y fundamento. El efecto pro­ ducido es el fundamento o término de cualquier relación entre la causa y el efecto, es fundamento en la relación del efecto a la causa y término en la de la causa a su fundamento; por lo tanto, tales relaciones mutuas son poste­ riores tanto a la causa como al efecto» {Quodl. VI, Q. XII 57. Cfr. I Sent. , Dist. XXX, Q. III, U. 58. Cfr. IbidL 59. I Sent., Dist. XXX, Q. II, F; Exp. Aur., Lib. Praedicamen., C. 7. 60. Philosophia naturalis,, 35. 61. Quodl. III, O. XVIII. 62. «La causa no como una realidad respecto a otra, sino como la priori­ dad de una proposición respecto a otra» (I Sent., Dist. XII, Q I, F>.

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