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RESPONSABILIDAD MORAL ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ 379 una alternativa a la hora de reivindicar los derechos conculcados o la justicia violentada49. Se nos exige como cristianos repensar, desde el Evangelio, los caminos serios de una opción por la paz50. Se nos exige a todos emprender una cruzada de reconciliación fraterna —evocación positiva y arrepentida de tantas otras cruzadas— , un camino de diá­ logo constructivo, de cooperación social con los hombres hermanos, «para que prevalezca el entendimiento entre todos y se instaure una justicia, un progreso digno de los hijos de Dios» 51. Y se nos exige, por fin, perseguir esos fines desde una colaboración verdaderamente ecuménica. En la búsqueda de la paz, en su lento y pa­ ciente diseño, los cristianos actualmente divididos podemos y debemos ofrecer un humilde testimonio de comunión en la verdad y de colabo­ ración en el amor al hombre52. José-Román F lecha A ndrés 49. Así se expresa W. B. G allie , Filósofos de la paz y de la guerra , México 1979, 269. Cfr. J. G uitton , La pensée et la guerre, Brujas 1969. 50. Ver U. S ánchez G arcía , La opción del cristiano. III. Humanizar el mun­ do, Madrid 1986, 345416. 51. Así exhortaba Juan Pablo II (2 jul 1986) a los jóvenes colombianos en Bogotá: La paz de Cristo. Viaje apostólico a Colombia y Santa Lucía, Ma­ drid 1986, 66. 52. Cfr. A. J. V an der B ent , Ckristian Response in a World of Crisis, Gi­ nebra 1986. 18-26: «Working for Peace and Disarmament», donde se recogen los esfuerzos en favor de la paz realizados por la Comisión de las Iglesias sobre Asuntos Internacionales, perteneciente al Consejo Ecuménico de las Iglesias. En el saludo del Papa Juan Pablo II a los participantes en la jom a­ da de oración por la paz, celebrada en Asís, subrayaba el carácter ecuménico del compromiso: «Nuestro encuentro testimonia solamente —y éste es su gran significado para los hombres de nuestro tiempo— que en la gran batalla en favor de la paz, la humanidad, con su gran diversidad, debe sacar su mo­ tivación de las fuentes más profundas y vivificantes en las que se plasma su conciencia y sobre las que se funda la acción moral de toda persona»: L’Os- servatore Romano. Ed. sem. en español (2 novf 1986) 709.

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