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RESPONSABILIDAD MORAL ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ 375 guerra puede ser decidida por pocos, la paz supone el compromiso soli­ dario de todos» 42. 7.2. La propuesta de la alternativa cristiana La búsqueda de la paz nos une a todos los hombres de buena vo­ luntad. Así lo ha recordado Juan Pablo II en Asís: «Con las religiones del mundo compartimos un profundo respeto y obediencia a la conciencia, que nos enseña a todos a buscar la verdad,, amar y servir a los individuos y a los pueblos y, por consiguiente, ser operadores de paz entre los individuos y entre las naciones»43. a) Sin embargo, este camino, recorrido en compañía con nuestros hermanos y en sincera colaboración con todos los hombres de buena voluntad, revela para los cristianos el rostro del Mesías, Príncipe de la paz (cf. Is 9, 6-7). No es extraño que, en el mismo contexto, Juan Pa­ blo II añadiera: «Con toda humildad repito aquí mi propia convic­ ción: la paz lleva el nombre de Jesucristo». No es una imposición. Tampoco es una descalificación de las ideas o la fe de los otros cami­ nantes. Es el testimonio y la confesión de los que, por gracia de Dios, han descubierto que en el Cristo ha sido revelado a los hombres, en­ carnado y cercano, fascinante y exigente, el ideal de la paz: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace» (Le 2, 14). El ideal, sin embargo, no se queda en una pura utopía. El anuncio angélico no se reduce a un sentimiento angelista, sino que se convierte para los creyentes en un programa y una exigencia. «La paz es un taller abierto a todos y no sólo a los especialistas, sabios y estrategas». La paz se hace en la desescalada de armamentos, se hace en la firma de los pactos, pero se hace también, o sobre todo, con los pequeños gestos diarios de la reconciliación y la colaboración entre los hombres. Los cristianos identifican la paz con la verdad, la justicia, el amor y la li­ bertad: con los grandes valores que se realizan en pequeños pasos co­ tidianos. Un mes más tarde, Juan Pablo II repetía este mensaje a los jóvenes australianos reunidos en el Campo de Cricket de Sidney: «La paz tiene sus dimensiones humanas y sus exigencias humanas. ¿Qué significa esto en la práctica? ¿Cómo puede la paz llegar a ser la 42. J uan P ablo II, en su discurso de la Basílica de San P ablo (25 ene. 1986) al convocar a la jornada de oración por la paz en Asís: UOsservatore Roma­ no, 27-28 enero 1986; Ecctesia 2.256 (15 feb. 1986) 34. 43. Ver en Ecclesia 2.292 (8 nov. 1986) 1.45-46.

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