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RESPONSABILIDAD MORAL ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ 373 contemplado en la amplia perspectiva que el cristianismo ha heredado de la visión bíblica: «La paz significa algo más que la ausencia de guerra. Significa algo más que el desarme y la seguridad. La paz implica la actualización in­ tegral de los derechos del hombre y de las naciones, un desarrollo equilibrado y justo, la cooperación, la no discriminación de las razas y de los individuos, la amistad, la confianza recíproca y la espe­ ranza» 40. A continuación, el documento recuerda que, aunque no sean ho- mologables, el desarme y la seguridad constituyen la base sobre la que debe edificarse la paz. Al menos y de forma inmediata habría que per­ seguir como objetivo primario la ausencia de conflictos armados. Ape­ la además a las tareas que con vistas a la paz competen a los pueblos y a los individuos, en su convivencia ordinaria y cotidiana, así como a las organizaciones no gubernativas nacionales e internacionales, o los diversos movimientos en favor de la paz. Si éstos deberían colaborar con otros grupos y movimientos empeñados en la defensa de los dere­ chos humanos y el desarrollo de los pueblos, no es menos cierto que «la seguridad y la paz deberían formar parte de la educación global, al lado de la educación para los derechos del hombre y de la educa­ ción para el desarrollo». Tras afirmar que la fe no separa a los cristianos sino que, por el contrario, los une a todos los que están comprometidos en la misma búsqueda de paz y de justicia, el documento de Pax Christi se fija y ofrece unos objetivos muy concretos que no estará de más recordar aquí. A. Objetivos a largo plazo Se apunta al desarme completo, que alcance a todas las naciones y a todas las armas, bajo el control de la ONU, y a un concepto de segu­ ridad no basado en medios violentos ni en bloques militares, cuyo des- mantelamiento se pide. Desde una perspectiva más positiva, se aboga por «la actualización de los derechos universales del hombre y de los pueblos», así como al «respeto de la cooperación regional y de las ins­ tituciones regionales» para los asuntos que conciernan al área afectada. 40. Puede verse en Ecclesia 2.088 (31 jul. 1982) 972-975.

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